1. Infiel por mi culpa. Puta por obligación (22)


    Fecha: 29/10/2024, Categorías: Grandes Relatos, Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos

    ... dejaba un espacio entre mis brazos y el torso, luego de forma coqueta apretaba con los brazos mis puchecas para cambiarles la forma e incrementar su volumen. Fadia estaba feliz en su rol de fotógrafa y me alentaba a girarme más de una vez, diciéndome: « ¡Muévete… eso, eso, contonea tus caderas!» o « ¡Estírate y alarga esos brazos!».
    
    —Pero las que más me gustaron fueron unas tomas que me hizo de abajo para arriba, –al lado de la piscina y con el verde de los arbustos por escenario– con mi pose de tres cuartos, donde podía verse bien la redondez y firmeza de mis glúteos, la sinuosa silueta estrecha de mi cintura, y algo de la curva de mis senos. ¡Sonriéndole siempre a la cámara!
    
    Pero Mariana ahora no sonríe, y uniendo las palmas de sus manos frente a su boca, nerviosa se golpea repetitivamente los labios mientras recuerda lo sucedido.
    
    —En el gimnasio, junto a las máquinas para el entrenamiento funcional por escenario, y el reflejo de mi cuerpo por detrás en el espejo de pared a pared, con Fadia hicimos otra sesión de fotos pero mucho más rápida, debido a que se le estaba haciendo tarde para recibir sus masajes.
    
    —Nunca me dijiste nada y mucho menos me las mostraste. No sé porque tenías esa impresión de mí, y pensaste que me iba a enojar, si siempre fui yo quien te instaba a lucir con tranquilidad tu cuerpo en la playa, o en las piscinas de los lugares adonde íbamos. ¡Ese fue otro más de tus estúpidos secretos!
    
    —Lo sé, cielo, pero entiéndeme. –Le respondo ...
    ... agitando mis manos abiertas de manera compulsiva, exagerada. – Esas fotos eran para usarlas en el perfil falso, mostrándome así, tan desinhibida y libre, ante un poco de gente extraña y yo, inconscientemente lo relacioné con José Ignacio y supuse que no sería tan agradable para ti, saber que él me podría ver así. Contigo acompañada era una cosa, sola en ese quimérico perfil, era otra.
    
    —Pero ese malparido «siete mujeres» ya había visto más de la cuenta, y muy de cerca. ¿¡Cuál era la puta diferencia!? —Le pregunto enojado.
    
    — ¡La diferencia es que tu no lo sabias! –Le contesto gritándoselo a la cara. – Yo… yo debía guardar contigo las apariencias. Seguía sintiéndome culpable y por eso omití mostrártelas. ¿Me brindas otro traguito, por favor? —Se lo solicito aminorando el volumen de mi voz.
    
    Y en una rara pero armoniosa composición, mezcla de recuerdos o de palabras en un cruel mensaje, relatándome su inolvidable trasegar, las imágenes en mi mente van tomando forma y color, detallando como un viejo álbum de fotografías, su desleal pasado. Reboso su plástica copa y estiro mi brazo para que ella la reciba y beba, procurando no rozarle las puntas de sus dedos. Lo recibe y despacio bebe, saboreando el dulce caramelo y la vainilla de su ron.
    
    —Antes de salir del club te llamé para avisarte que iba para la casa. Te extrañó y te preocupaste pensando que algo me sucedía, no emocionalmente hablando, si no preguntándome por mi parte física, que curiosamente era lo único que estaba ...
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