Infiel por mi culpa. Puta por obligación (22)
Fecha: 29/10/2024,
Categorías:
Grandes Relatos,
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... traído dos vestidos para que elijas con cual vas a asistir y embobar a ese profesor.
—Ambos sabemos que Eduardo la mantenía informada de todo, por lo tanto no sospeché nada y me alegré por su desinteresada colaboración. Fuimos a la alcoba principal donde sobre la cama, extendidos estaban dos vestidos. Uno era un enterizo liso color rojo escarlata satinado. Magnas largas y acentuado escote en V y con abertura al lado izquierdo a pesar de que al ponérmelo me podría quedar bastante más arriba de las rodillas. Era hermoso pero bastante revelador.
—El otro era un blazer gris a cuadros, más discreto es verdad, con las mangas largas tipo farol y de corte cruzado para abotonar por el interior con un solo botón y externamente por el costado a dos botones forrados en terciopelo negro, ubicados desde la parte baja del pecho hasta la cintura. Con un delgado ribete negro y solapas también de mismo color y material de los botones.
— ¡Fadia estás loca si crees que iré vestida con alguno de estos! —Le respondí un tanto incomoda.
—Vas a ir preciosa, por supuesto que irás. ¡Créeme! —Me respondió con una seguridad tal, que un escalofrío recorrió mi espalda hasta hacerme erizar los vellitos de mi nuca y los antebrazos.
—Es importante para ti cerrar ese negocio. Y para Eduardo es imprescindible que lo hagas para qué a fin de mes, él quedé bien ante las directivas, mejorando los resultados del mes pasado. Lo están presionando demasiado y mi esposo está para cargos más altos en ...
... esa constructora. Míralo de esta manera, Meli. ¡Un favor se paga con otro favor!
—Segundos después escuché como se abría la puerta del apartamento y a Eduardo ingresando presuroso a la habitación, saludándome de beso en la mejilla y con un fuerte abrazo, sonriente. También besó levemente a Fadia en los labios, sin reflejarse la emoción en ninguno de los dos.
—Y bien Meli, ¿por cuál te decidiste? El rojo está espectacular. ¿No lo crees? —Me preguntó, mientras acariciaba una zona de la tela.
—Les expliqué a los dos, de varias maneras, que no veía necesario asistir a la cita con alguno de esos vestidos tan cortos y provocativos, pues al cliente le iba a dar con seguridad una imagen contradictoria y podría pensar que mi intención era seducirlo para que firmara el contrato de compra-venta.
—Esa es precisamente la idea, querida. —Intervino Fadia colocando su mano suavemente sobre mi hombro, como si quisiera evitar mi sobresalto y de paso acallar mi justificado reclamo.
— ¡Malparidos hijos de puta! —Se le escapa con potencia y furia a Camilo su sorpresa, envuelta en ese par de groseras palabras, apretándose con fuerza y a dos manos, los parietales de su cabeza.
—Eduardo ha conseguido que viniera a Bogotá, –prosiguió Fadia explicándome la situación– y hemos invertido dinero y tiempo para que puedas conseguir que firme el contrato. Estaba algo indeciso pero… Como a todo cliente que ha puesto inconvenientes, le hemos ofrecido un bono excepcional, sin descuentos en el ...