Morir de amor
Fecha: 03/11/2024,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Chicles, Fuente: CuentoRelatos
... quien trata de reconfortarla; pero unos minutos después se levanta y toma su bolso para disponerse a salir.
–Es todo lo que vine a decirte. Adiós.
–No. No te vayas ahorita. Ya es muy tarde –dice él quitándole el bolso de sus manos para volver a depositarlo en el mismo sitio que antes–. Al menos quédate esta noche –le pide antes de besarla y acariciarla como le dicta su olfato cada vez que la tiene cerca.
Él entiende que nada puede hacer, porque así lo expresó Verónica un par de meses atrás; en su mente resuenan categóricamente las palabras de ella: “Si alguien le dice a su pareja que ya terminó todo, ésta no debe suplicar por lo contrario.”
Ella no insiste, su lengua navega ya en la boca de su amado. Abrazados caminan hacia la cama. Siguen con los juegos del cuerpo que les son tan gratos. Se desnudan y, como si nada hubiera pasado, se acuestan a intercambiar mimos apasionados y horas de placer hasta que el cansancio los vence.
Cuando la alborada llega y el trino de los pájaros la despierta, Verónica se levanta. Mientras se viste, lo contempla con ternura. Le satisface la quietud del sueño profundo que ella le ha causado con el postrer placer que aceptó regalarte. No puede evitar que sus ojos empiecen a verter llanto.
Al tomar el picaporte para salir, con el ruido que hace el pestillo al correr, Leonardo despierta.
–Adiós, amor –es todo lo que ella dice.
–Adiós –contesta él entre sueños, pero no hace algo para detenerla.
Se escuchan, al cerrar, la ...
... puerta interior y el portón. Una historia, feliz, ha concluido.
¿De verdad ha concluido?
***
Llamó a Leonardo para entregarle ropa y otros objetos personales que habían quedado en su casa. La entrega fue antes de entrar a dar sus clases, frente a la escuela, para evitar cualquier plática adicional. Por su parte, Leonardo le llevó un libro que pertenecía al padre de Verónica y algunos objetos personales de ella. Verónica se puso triste y el gesto sombrío debió acompañarla por varios años, lo cual percibieron de inmediato todos los que la rodeaban, pero después se fueron acostumbrando a verla retraída. Solamente en sus clases ella era alegre y los alumnos la adoraban. “Sí, la educación es una tarea que vale la pena realizar con alegría” se decía a sí misma recordando las palabras de Leonardo, las cuales la acompañarían hasta su jubilación.
En una reunión familiar, Verónica se ensimismó recordando a Leonardo. Una sobrina le preguntó “¿Por qué estás tan triste, tía?”. “¡Por pendeja!” contestó ella muy molesta, y la sobrina calló para no importunarla más.
Al cabo de medio año de la separación, Verónica y Leonardo se encuentran en un congreso y se saludan a lo lejos. Él va acompañado de Elena, una chica muy joven que Verónica conoció en algún otro curso intensivo de actualización antes del que había conocido a Leonardo. Recordó que Elena no sólo destacaba por su juventud y belleza sino aún más por su inteligencia crítica, la cual asombraba a los profesores. “Bonita ...