1. Mi odiosa madrastra - Capítulo 2


    Fecha: 07/11/2024, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... por tu ayuda. Aunque te hagas el osco, sé que sos un buen chico.
    
    — No necesito que vos me confirmes que soy bueno —dije—. Y si no cumplís con tu promesa, nunca más voy a hacer nada por vos —dije después, recordando que se había comprometido a limpiar la casa en la próxima ocasión, pero, sobre todo, recordando las albóndigas con puré de papas que había prometido cocinar.
    
    Me puse de pie y le di la espalda.
    
    — Leonardo —me llamó. Interrumpió lo que iba a decirme, y se quedó mirando mi entrepierna, con una sonrisa burlona—. No te preocupes, eso es normal —dijo después.
    
    Seguí su mirada, confundido, y después me di cuenta de a qué se refería. Mi verga había formado una carpa debajo del short.
    
    — Esto… —dije, como un estúpido, sin poder terminar la oración.
    
    — No seas tonto. No tenés que explicar nada —dijo ella.
    
    Me metí adentro, enfurecido y abochornado. En mi habitación me bajé el short. La verga estaba hinchada, pero estaba muy lejos de tener una erección óptima. Era por eso que ni siquiera me había dado cuenta de lo que me pasaba. Me preguntaba si eso era lo que buscaba la muy puta. Ahora la engreída estaba convencida de que había logrado excitar a alguien que había jurado que no tenía ningún interés en ella. De nada serviría que le asegurase que lo único que había logrado después de que masajeara su culo, era una semierección. Pocos hombres heterosexuales en el mundo podrían haberse controlado hasta tal punto. Pero a sus ojos, mi verga se había empinado, y ...
    ... punto.
    
    La hija de puta me había ganado otra vez.
    
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    — Se ve que esa mujer es un monstruo —comentó Edu, haciéndose el gracioso.
    
    Le había contado a Joaco, por mensaje, de manera resumida, lo que había sucedido esa tarde. Los otros dos no tardaron en enterarse, y decidieron hacer una videollamada, para que les contara lo sucedido con mayores detalles. Toni soltó una risita, secundando a Edu en su ironía.
    
    — No sean tontos muchachos, esta mina puede ser una loca peligrosa —dijo Joaquín, intentando ser la voz de la razón, como de costumbre.
    
    — Sí, mirá qué peligrosa, dejándose manosear el culo, y encima a cambio le prepara la cena al niño —dijo Edu, siguiendo con su tono irónico—. Leoncio, ¿No querés que cambiemos de lugar? Yo voy a vivir con tu mamita y vos vení a vivir con la mía, que tiene cincuenta y cinco años, y sufre de gastritis.
    
    — Que no me digas así idiota —le recriminé en vano, pues al imbécil le gustaba usar ese mote—. Joaco tiene razón. Yo le seguí la corriente, para que la muy puta se diera cuenta que no está tratando con un pendejo pajero cualquiera. Pero es obvio que trae algo entre manos.
    
    — ¿Y ese algo no será simplemente querer cogerse a su hijastro? —acotó Toni—. Vamos, que todos nosotros tuvimos alguna fantasía con una mujer y con su hija ¿cierto? ¿Acaso las mujeres no pueden ser iguales de pervertidas?
    
    — Pero si el viejo se murió hace apenas unos meses —se indignó Joaco.
    
    — Lo que sea que pretenda, no lo conseguirá. Si piensa en ...
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