El señor taxista (01)
Fecha: 17/11/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: Jcasf, Fuente: CuentoRelatos
... ¡me encantaba! Así que le seguí el juego.
—¡Vamos! ¿acaso no quieres leche? ¡Tienes que ganártela! —le dije cogiéndola del cuello con algo de fuerza, sometiéndola.
—¡Si quiero! ¡dame mi leche! —me dijo fingiendo su voz, moviendo el culete a los lados, juntando sus pechos con sus dos manos. Era una escena en extremo erótica, que me hizo sentir como si fuera un actor porno.
Le volví a entregar mi verga y siguió mamando con fuerza, yo la tenía tomada del cabello, acompañando sus movimientos, de rato en rato me daba mordiscos en el falo, por lo que se ganaba una que otra bofetada para que se controle, lo que la arrechaba aún más. Una de esas mordidas fue más fuerte de lo soportable por lo que tuve que apretarme el falo con ambas manos para controlar el dolor, liberando su cabello en el proceso. Ella riendo como una histérica se volteó para poder escapar, todo esto mientas la mocosa seguía arrodillada, sin aún haberse podido incorporar.
Tengo buena talla y fuerza, así que con dos zancadas la alcancé e hice caer, logrando ella poner sus manos justo antes de golpear su angelical y mamona carita con el suelo, así que quedó dándome la espalda, en un semi perrito muy erótico, como si me regalase el ojete. Aún adolorido opté por pisarle la cabeza, solo lo suficientemente fuerte para inmovilizarla, mientras que con uno de mis manos le agarré la cadera y se la levanté, dándole una sonora nalgada en su blanca piel. Eso la hizo gritar y gemir, animándome a seguir dándole ...
... nalgadas mientras la regañaba.
—¡Perrita traviesa! ¡se mama pero no se muerde! ¿has entendido? —pregunté, mientras veía como enrojecían sus perfectos glúteos.
—¡haaa! ¡haaaa! ¡si amo ya entendí! —respondió, y admito que ser llamado amo me gustó mucho, por lo que le di dos sonoras nalgadas más.
—¡Ahora eres mi perra! ¡mi esclava! ¡Entiéndelo! —dije, continuando con mis fuertes caricias.
Iba amaneciendo, la luz era suficientemente fuere para captar todos los detalles de mi alrededor y de su cuerpo. Sentía mi miembro sumamente hinchado, por la diferencia de tamaños podía mantener sometida a mi perrita sin mucho esfuerzo, le separé las nalgas, moviéndole la tanga a un lado, y vi una vulva finamente depilada, con fluidos goteando (vamos, ella lo estaba disfrutando de sobremanera) y más arriba un hermoso ojete oscurecido y agrandado. Le puse saliva a mi pulgar y presioné el ojete, un poco más y se lo metí en el culito. Para mi sorpresa todo el dedo entró con suma facilidad, eso sí, mi esclava soltó un gritito de placer, acompañado de pequeños temblores. Más ideas me llenaron la cabeza.
Le quité el pie y le levanté la cabeza, ella sin necesidad de que yo se lo indicara tomó con su mano mi pinga, la apretó fuerte acercándola a su cara y se puso a ensalivarla, lamiendo, escupiendo y mojándome todo el falo.
¿Quién me creería? ¿estaba soñando? Un ligero mordisco me hizo volver a la realidad, ella reclamaba mi atención, de pronto me volvió a morder fuerte, se levantó y echó a ...