1. El señor taxista (01)


    Fecha: 17/11/2024, Categorías: Hetero Autor: Jcasf, Fuente: CuentoRelatos

    ... correr por mi sala. Yo cojeando por el penetrante dolor la perseguí. Su ágil cuerpo saltaba por todos lados, esas nalguitas merecían ser alcanzadas, en un momento la cogí por la cintura pero logró zafarse, abrió una puerta al azar del departamento y entró intentando escapar. Había entrado en mi cocina, que era pequeña, por cierto, no había otra salida así que la alcancé, agarrándola por la nuca.
    
    —¡Ahora vas a ver qué es lo bueno zorrita! —le dije con rudeza
    
    —¡No te creo! —me contestó, retándome a hacerle algo.
    
    La pegué hacia la pared, con sus pechos presionados contra el muro, le hice a un lado el hilo y sin más dilaciones le acomodé el pedazo entre las nalgas y empujé. Sentí resistencia pero finalmente mi verga entró en ella, que estaba cálida y muy estrecha. Por la diferencia de tamaños prácticamente la puse primero de puntitas, luego quedó suspendida contra la pared, clavada por mi falo mientras ella se retorcía dolor, pues resulta que le había invadido y abierto mucho, muchísimo su hermoso ano.
    
    Volteó su cabeza hasta donde pudo para mirarme, movía sus brazos sin control, con una de sus manos me jaló el cabello y con la otra intentó apartar mi abdomen. Mi sentido común hace ya mucho que se había perdido. Saqué un poco de verga y con fuerza se la volví a meter. Su culito palpitaba y me apretaba dándome una sensación que solo los dioses conocen. Ella por su parte logró contornearse lo suficiente para morderme uno de mis brazos que estaban apoyados contra la ...
    ... pared. Yo le tiré el cabello para morderle el cuello, volvía sacar y meter, ahora con más facilidad. Sentía que ella aflojaba su resistencia. Saqué y metí de nuevo, esta ver moviendo más mi pedazo. Tiró de mi cabello para alejarme de su cuello y volteando todo su tórax me besó.
    
    —¡Así que te gusta! ¿no es así perrita? —Le susurré ente beso y beso.
    
    —¡Que rica verga! ¡dame más duro! —me dijo apretando los dientes, totalmente ida al placer.
    
    Ella puso ambas manos en la pared y aflojó el culito hacia atrás, yo la tomé de la cadera y la hice totalmente mía, mi falo entraba y salía a máxima velocidad de su cola, podríamos haber encendido fuego con nuestros movimientos. Sus nalgas rosaditas y con marcas de mis dedos estaban separadas por mi virilidad. Sus glúteos aplaudían contra mi cadera, yo se la metía, movía la cintura a los lados y la sacaba, ella por su parte se echaba hacia atrás, impidiéndome salir por completo. Juliana gemía con fuerza y yo rugía por el esfuerzo y el cansancio de taladrarla sin piedad. Sentí mi cuerpo entero vivo, teniendo el que, tal vez, sería el mejor sexo de mi vida, y con una muñeca de revista. Y grité, lanzando un gran ¡SI! Y la penetré hasta el fondo, cargándola como si ella fuese un juguete. Mi falo se hinchó con furia, empezando a lanzar borbotones de leche caliente en su interior, fueron incontables chorros de semen, que brotaba y brotaba mientras gritaba y ella tensaba su cuerpo, mientras temblaba y mojaba sus piernas, apretando el culito ...
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