1. Clases de verano con Sarita 3


    Fecha: 28/10/2018, Categorías: Anal Masturbación Primera Vez Autor: predatorgapes, Fuente: xHamster

    ... exterior donde le esperaban para el siguiente entreno. Me hubiera gustado tumbarlo de un derechazo en pleno hocico…Al poco rato salieron los chicos vestidos de calle y tras saludarme vagamente se largaron. Luego apareció la otra chica, la amiga, vestida con un ligero vestido de verano que le quedaba de escándalo. Con la mochila medio colgando de un hombro, me saludó tímidamente con una media sonrisa que me pareció sospechosa, y sin más dilación también desapareció.Antes de que saliera mi querida y joven alumna, tuve que esperar un par de minutos más. Tal y como había dicho, no había traído ropa de cambio así que apareció con el mismo polo, aún bastante húmedo, y con la faldita blanca de deporte. Llevaba el pelo mojado, lo que contribuía aún más al empapamiento en general de su ropa. Ahora, sin ninguna dificultad, el color rosado de sus pezones se adivinaba a simple vista.—¿Vamos? —dijo al verme ahí plantado, mirándola.—Sí, claro… vamos —balbuceé.Al salir saludó una vez más desde lejos al entrenador, que le devolvió una sonrisa que no me cayó nada bien. Me alegré de dejarlo por fín atrás, y esperé no tener que verlo nunca más en mi vida.Rápidamente nos dirigimos al coche. Sarita se sentó en el asiento de copiloto con la raqueta entre sus piernas, y se puso a buscar algo en su mochila como si temiera haberse dejado algo. Rebuscando dentro de la bolsa, me pareció que corría de lado una prenda de ropa que me resultó familiar en seguida. ¡Eran sus mallas!Sarita, al acabar de ...
    ... ducharse, probablemente decidió no volver a ponerse las mallas sudadas y, al tampoco haber traído ningún tipo de braguitas o recambio, por deducción, supe que no llevaba nada bajo esa cortita falda de tenis. Me dió un brinco el corazón, y empecé a sudar aún más si cabe al darme cuenta de eso. Como si nada, disimulando mi excitación, llevé la llave al contacto y me dispuse a arrancar el coche.—¿Lo tienes todo, Sarita…? —dije con voz temblorosa—, ¿parece que te has dejado algo…?—No, no… aquí están —exclamó al fin—, por un momento pensé que me había ido sin las llaves de casa… ¡ya sería el colmo! —sentenció divertida, con una risa natural como las de siempre.Arranqué y puse rumbo de vuelta a su casa, que quedaba a apenas diez minutos de allí con el coche.—Gracias otra vez por llevarme, andando habría llegado media hora tarde… y además con el sol que pega —dijo Sarita.—No hay problema, no me cuesta nada… —repetí—. Si eso para otro día ya lo sabes, me dices y te llevo.—Oh… muchas gracias —dijo sonrojándose—, ya lo pensaré… no me iría mal…Luego en símbolo de agradecimiento me acarició unos momentos el brazo derecho, gesto que correspondí con una sonrisa.—Oye… —dije entonces—, no quiero meterme donde no me llaman pero… el Jorge este… vuestro entrenador… no me parece muy normal que entre en el vestuario así…—¡Ah…! Bueno… él es así… es de broma… no tiene maldad —se excusó.“No tiene maldad…” pensé, “lo que tiene es una cara como una hormigonera, ese capullo”.—Pero… ¿os estabais duchando, ...
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