Destinados
Fecha: 26/11/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... empecé a darme cuenta de que Marta ya no quería pasar tanto tiempo conmigo, me ponía excusas banales. Una de las veces me dijo que tenía que estudiar y por eso cancelo nuestra cita, yo no lo vi mal y me pareció bien. Lo malo vino cuando fui a la biblioteca de la universidad porque necesitaba un libro y me encontré de bruces con Marta en un corrillo con chicas y chicos hablando y riéndose, mi novia tenía una curiosa forma de estudiar, yo no le dije nada. La miré y dándome la vuelta me dirigí a la biblioteca, cuando salía de ella una preocupada Marta me esperaba para seguir soltando excusas banales. Otra cosa de la que me di cuenta es de cómo nos miraba la gente y de que forma afectaba eso a Marta, pareciera que se avergonzara de que nos vieran juntos.
• ¿Marta estás bien?, pareciera que te avergüenzas de que nos vean juntos.
• ¡Que va hombre como piensas eso! – dijo muy indignada.
La semana fueron pasando y cada vez tenía menos contacto con Marta, yo intentaba quedar con ella. La mayoría de las veces no contestaba o lo hacía aduciendo que tenía que estudiar, un miedo empezó a hacer mella en mí, no solo a perder a mi novia, sino a perder a mi mejor amiga. En una ocasión que Marta no contestaba a mis mensajes decidí pasar por la casa donde vivía con las otras chicas.
Al llamar abrió uno de los chicos más populares de la universidad, hice él gestó de intentar entrar cuando me corto el paso y me dijo que yo ya no pintaba nada en la vida de Marta y lo fuera asumiendo, ...
... para después cerrarme la puerta en mis mismísimos morros. Esa misma tarde, esa sonrisa que me caracterizaba, se borró de mi rostro. Durante unos días intenté localizar a Marta, pero era evidente que no quería verme y decidí dejar de intentarlo y ponerme más en ridículo.
Todo esto me llevo a una profunda depresión que tenía muy preocupados a mis padres, decidí centrarme en mis estudios para poder despejar mi mente y tengo que decir que lo conseguí a veces. El derecho me apasionaba, sobre todo la rama de investigación de la fiscalía. Esa pasión fue la que consiguió que yo no me hundiera más profundamente, cuando ya empezaba a asumir que había perdido a Marta y yo había pasado a su baúl de los recuerdos, recibí una llamada de esta.
• ¿Héctor soy Marta, este fin de semana te gustaría venir a una fiesta conmigo?
Yo ni siquiera le hacía caso a lo me estaba diciendo, solo con oír su voz ya era feliz otra vez.
• ¿Héctor me has escuchado lo que te he dicho? – pregunto Marta.
• Si, el fin de semana iré contigo a esa fiesta.
Mi sonrisa volvió a mi rostro otra vez, pero algo había dentro de mí que me pedía cautela. No volví a ver a Marta el día de la fiesta, ella vino a recogerme a casa, se había vestido de una manera que la hacía más atractiva si cabe. Yo me puse mi mejor ropa, pero a su lado parecía el patito feo, cuando llegamos a la fiesta. Me fijé que todos me miraban como si supieran algo de lo que yo desconocía, algunos además me miraban con cara de pena. Algo no ...