Mis odiosas hijastras (5)
Fecha: 28/11/2024,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... mis hijastras. A las más inalcanzable.
Cuando vi que el agua hervía, puse el fideo. Ahora la única asistente que me quedó fue Sami, quien revolvía ya no el guisado, sino la salsa. Agos se había quedado en la sala de estar cuando llevó los cubiertos, y Valentina la había imitado. Me pareció oír que estaban conversando nuevamente. Por primera vez me intrigó saber de qué era lo que estaban charlando. No es que fueran las hermanas más unidas. Pero por momentos parecían cerrarse en una extraña intimidad. No por primera vez se me cruzó por la cabeza la idea de que algo estaban tramando.
Ya no me inquietaba el hecho de que no se molestara en permanecer cerca de mí. Seguramente se había percatado de que sería difícil que Sami me dejara solo. O quizás sabía que yo no podría evitar manosearla, cosa que tenía su riesgo. No sería difícil que alguna de las chicas nos pescara infraganti.
Cuando la comida estuvo lista, la llevamos a la mesa. Nos sentamos bajo la luz de las velas. Valentina le había llenado el plato a Rita, con comida para perros, aunque la mascota de la casa parecía más interesada en la salsa, que tenía pedacitos de carne tierna.
—Se ve piola —comentó Valentina cuando le serví un plato. Creo que eso era lo más cercano a un halago que me diría mi más díscola y vulgar hijastra. Pero no iba a tardar en corregir su buena actitud—. ¿No ganarías más siendo cocinero? —preguntó después.
—Sí, pero no soy profesional —respondí—. Sólo me tomarían como ayudante, y ...
... ganaría incluso menos que con mi trabajo actual.
—Con esa manera de pensar, nunca va a progresar señor padrastro. ¿Cómo piensa cuidarnos si mamá muere en un trágico accidente? —bromeó después.
Sami encontró muy gracioso el chiste. Pensé que Agos le diría que no se desubicara, pero permaneció ensimismada, exageradamente concentrada en el tenedor que hacía girar y se iba envolviendo por los fideos.
—¿Todo bien Agos? —me animé a preguntarle.
—Sí, todo bien —dijo ella. Levantó la vista e hizo una sonrisa forzada. Pero de repente su semblante se ensombreció—. Perdón. Voy al baño —dijo, poniéndose de pie.
—¿Se habrá ido a cagar? —comentó Valentina, burlona, cuando Agos desapareció en la oscuridad—. Lo podría haber hecho antes de la cena ¿No? —agregó después.
—Valu, ¡qué asquerosa! —dijo Sami, aunque estaba más bien divertida—. Las chicas como Agos no cagan, y menos a la hora de cenar.
—Es cierto. De su traste solo salen flores —siguió Valentina, y ambas estallaron en carcajadas.
—Bueno chicas, basta —dije yo, haciendo cierto esfuerzo para no reírme, ya que Agostina justamente me parecía de esas personas tan pulcras, que resultaba insólito imaginarla en esas situaciones por las que debíamos pasar el resto de los mortales—. Voy a ver si está bien —comenté después, poniéndome de pie.
Llevé una vela, me dirigí hacia el baño de la planta baja. Cuando llegué, me encontré con Agos, que estaba parada frente al espejo. Con las manos apoyadas en la piletita, como si me ...