Soy una zorra infiel
Fecha: 28/11/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... venganza.
Me dirigí al sofá y me senté.
—¿Por qué no vienes a comprobarlo?—dije.
Enrique me sonrió con pura lujuria en su cara y vino hacia mí mientras se quitaba el cinturón del pantalón, según llegó hasta donde yo estaba, con sus manos, agarró los tirantes de mi blusa blanca y tiró hacia abajo, desgarrándola y dejando mis pechos al descubierto.
—Joder, vaya tetas tienes—soltó Enrique.
Asentí y me las miré; mis pezones asomaban erguidos entre los jirones de mi blusa, lo sentía, mi piel estaba totalmente de gallina. Lo miré a él, como tantas veces había visto en el porno, desafiante pero sumisa. Me sentía infinitamente sucia, porque era el puto mejor amigo de mi novio, un cretino arrogante que mientras hablaba con él había querido masturbarme. Pero en aquel momento era capaz de cualquier cosa si me lo pedía. Solo necesitaba aquello, una puta indicación.
—De rodillas —me ordenó.
Ya me daba todo igual, los nervios que sentía por saber que aquello que estaba haciendo estaba mal me excitaban muchísimo. Me puse en mis rodillas y le desabroché el pantalón y su miembro asomo, estaba duro como una roca y era de un tamaño considerable.
Pensé en Alex en ese momento y descarte mis pensamientos, no era una zorra, y aquella polla tenía que ser mía. Por lo que hice lo que más me apetecía del mundo en aquel momento, me la metí en la boca.
La sentí dura mientras me atravesaba, también noté cómo una de sus manos me cogía de mi nuca, aferrándose a mis cabellos, ...
... guiando acompasadamente mi cabeza contra el émbolo de carne que entraba y salía de mi boca. No estaba teniendo compasión alguna conmigo.
—Te gusta, ¿eh?—dijo Enrique.
No sabía cómo pretendía que le respondiera con la boca llena, así que apenas le pude asentir con unos gemidos ahogados por su carne. Se rio y empezó a follarme la boca con más energía.
Empecé a suponer en que si seguía así iba a tener arcadas, me la estaba metiendo bien adentro y apenas había llegado a cubrir tres cuartos de su miembro. Me tuvo que notar confusa por lo que me dio un respiro.
—¿No puedes hacer garganta profunda, Bea? Pensé que podías —dijo Enrique entonces, totalmente retador—. Creía que necesitabas una buena polla para satisfacerte, pero igual tu novio ha alardeado demasiado de ti.
¿Como lo sabía? Nunca le había dicho a Alex que me masturbaba con pollas enormes… Entonces me di cuenta, aquello era un burdo intento de provocarme, claramente me estaba retando a que fuese más allá en su propio beneficio. Me estaba utilizando… Pero, ¿y si Alex le había hablado de mis consoladores? Darme cuenta de aquello me puso más cachonda.
Medite apenas medio segundo y le miré.
—Confía en mi. —le dije al tiempo que le daba un beso en el capullo del pene—. Puedo manejar esto y mucho más. ¿Quieres usar más mi boca? Ponme contra la pared y utilízame.
Una pérfida sonrisa asomó en el rostro de Enrique al escuchar como le retaba; estaba a punto de conseguir exactamente lo que quería. Me apoyó contra ...