Las fantasías de William (capítulo siete)
Fecha: 01/12/2024,
Categorías:
Gays
Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos
... y ambos queríamos. De ahí, al rato salimos a la cama sin que se saliera de mí, nos tumbamos, esta vez fue más cariñoso. Al rato William dijo que se iba, también se fueron los otros dos y nos quedamos allí abrazados, unidos, él dentro de mí.
- Me gustas, maricón, de verdad que me gustas.
Me repetía Rolando al oído, como murmurando mientras con suavidad se movía metiendo su pinga. Me abrazaba con fuerza, parecía a veces temblar, otras se quedaba quieto sin siquiera respirar.
- ¡Cojones, bien me lo decía William, eres un tremendo mariconazo...! Se ve que te enseñó bien.
Bueno, quizá William me enseñó algo, quizá me ayudo a aceptarme tal y como era, pero mucho dependía de qué era lo que me gustaba y eso, antes de caer en manos de William ya lo sabía. Comenzaba así una relación con Rolando en la que él seguía teniendo esa buena parte aunque a veces me pedía que me lo singara. A la semana me dijo que haría una fiesta y que yo sería el culo para todos. Por mucho que le pregunté a quienes pensaba invitar, me dijo que no sabía que eso dependía a última hora de cada cual.
Cuando llegó el sábado fui a la hora acordada con Rolando, antes, porque los demás vendrían a las nueve. Estuve ayudando con las bebidas y cosas de picar. Ya cerca de las ocho menos veinte Rolando me dijo que me preparara, fui al baño, me puse un lavado, me limpié y salí desnudo directo al potro. Allí Rolando me coloco en el potro y me untó lidocaína para que tuviera bien engrasado el culo. Cuando ...
... estaba dándome masaje con el dedo, tocaron a la puerta. Mientras Rolando iba a abrir, me quedé solo allí, en aquella posición sintiendo el frescor de mi ano lleno de crema que se enfriaba y a la par que me hacía sentir el ligero ardor de la anestesia. Escuche pasos que se acercaban y voces, pero como estaba atado y con la cabeza contra la pared, no podía ver nada. Sentí que alguien toco con la mano mi culo, pero nada más hizo. Las voces se confundían, la música estaba alta. Escuchaba risas, la habitación llena de gente, Rolando me había puesto de una manera que me era imposible alzar la cabeza o volverla para ver, delante de mí la pared.
Sentí que alguien ponía su pinga en mi agujero y empezaba a abrirse paso, sentía como mis pliegues se dilataban, como mi culo se iba llenando de algo bien duro y grande porque me penetraba bien lento. Cuando sentí su pelvis y huevos en mis nalgas, sentí alivio porque había entrado. No sabía quién era, pero el tronco era a tener en cuenta. Así empezó aquella fiesta de sexo, ese supuesto desconocido me singó por mucho tiempo o quizá no fue mucho, pero me parecía que fue bastante tiempo. Alguien me puso delante su pinga y acto seguido abriendo mi boca con una de sus manos me hizo tragarla toda, otro se le unió, obligándome a tragar y chupar ambas por turno, ellos se besaban porque ese sonido si me llegaba. Otro ya había ocupado el lugar de quien me singó primero, lo hacía con fuerza, yo sentía placer pero como la anestesia hacía de lo suyo, podía ...