1. Las fantasías de William (capítulo siete)


    Fecha: 01/12/2024, Categorías: Gays Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos

    ... tragarse aquel pingón.
    
    Rolando terminó pidiendo a Gustavo que se lo singara, estaba como medio borracho, pero se puso bocabajo en la cama abriendo las nalgas. Pero agregó que quería que le ataran las manos, a Gustavo le gustó la idea, encontró una soga, le amarró las manos a la espalda y cogiendo el calzoncillo lo hizo una bola y se lo metió en la boca a modo de tapón.
    
    - Esto es para que no grite al principio.- explicó Gustavo.
    
    Yo me puse delante para verle la cara, me gustaba el muy cabrón porque tenía cara de macho y un bigote que lo hacía más lindo. Cuando Gustavo le clavó la pinga vi que se le desorbitaban los ojos, empezó a tratar de moverse, de zafarse, de gritar pero nada podía hacer. Se escuchaba un sonido sordo de su voz que era ahogada por el calzoncillo. Las venas del cuello se le querían salir y los ojos casi aguados, casi no creía que fuera tan serio, pero al parecer le costaba trabajo meterse aquel pingón. Claro que Gustavo le puso crema pero el muy cabrón le metió todo de un golpe, claro que el efecto era ese, a cualquiera hubiera hecho jadear o gritar. Al rato fue cuando Gustavo empezó a singar de verdad, metiendo y sacando, fue cuando me dijo que le podía quitar el calzoncillo de la boca.
    
    - ¡Cojones, por poco me matas!... pero que rico… Sigue
    
    Le estaba gustando, sabía que ...
    ... le gustaba que le dieran por culo, y estaba allí gozando. Después me pidió que le pusiera mis piernas abiertas para comerme el culo, así estuvimos un rato, Gustavo singando a Rolando y éste comiéndose mi ojete.
    
    - ¡Ven ponte debajo pa meterte la pinga que quiero venirme!
    
    Hice lo que Rolando quería, Gustavo lo alzó dando la oportunidad de que pudiera meterme su pinga y allí estuvimos un rato en el tren pero el que más gozaba era Rolando. Cuando se vino le dijo a Gustavo que se viniera ya.
    
    - ¡Bien, pero la leche se la quiero dar a él! - dijo Gustavo refiriéndose a mí.
    
    Así fue, me puse al lado, preparado, Gustavo empezó a darle pinga con mucha fuerza a Rolando y en el momento de venirse, sacó su pinga y me la metió. Sentí que se venía, sentí los latidos de su pinga mientras me llenaba de leche. Caímos muertos los tres.
    
    - ¡Eres el mejor, ese culo vale oro!.- me dijo Rolando mientras me besaba y me acariciaba el ojete húmedo de semen.
    
    Quise levantarme para ir al baño, pero me detuvo Gustavo.
    
    - No, papi, no quédate con la leche de tus machos adentro, quédate bien preñado que pa eso te hemos dado leche.
    
    Allí me quedé, a veces se me salía algo de semen y uno de ellos pues con sus dedos me lo volvía a meter o me lo restregaba por el cuerpo. Dormimos abrazados, felices y satisfechos los tres. 
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