Las fantasías de William (capítulo siete)
Fecha: 01/12/2024,
Categorías:
Gays
Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos
... aguantar, lo malo era que también anestesiaba la pinga y se demoraban más en venirse. Había perdido ya la cuenta porque cada vez que alguien sacaba su pinga otra ocupaba el lugar dejado, sentía que el semen me corría por los muslos. De los que pasaron por mi boca uno se vino en mi cara, alguno de los que me había singando me dio de mamar porque sentí el sabor de la crema anestésica y de semen. Otro más se vino en mi garganta, el muy listo me empujó la cabeza para impedir que expulsara su pinga.
Rolando me liberó diciendo que me había portado bien, me sentí aliviado aunque raro al incorporarme, con las piernas húmedas de semen. Olía a leche. Allí estaban William y Lázaro, el guajiro, después vi que estaba Gustavo, aquel trozo de negro que tuve como pareja un tiempo, vino y me besó, me dijo que ya echaba de menos mi culo. También vi en la otra habitación al Mandarria y a el Mulo, del baño salió Hugo, el policía y hermano de Lázaro. Me miró con cara seria, vino y me dio un beso.
- Tú sabes que me gustas mucho..., pero ya veo que eres muy puta para estar de pareja conmigo.
Lázaro se lo llevó para calmarlo. Rolando me sonreía, después me dijo que había sido idea de William reunir a todos mis maridos y singantes. Después nos fuimos a la sala, yo al baño a limpiarme. Ya cuando estaba en la ducha, entró Gustavo.
- ¿Quieres que te enjabone?
- Sí.
Le dije, entró y cerró, me dijo que ya Rolando había ocupado mi sitio en el potro y que pedía pinga como el mejor. Me ...
... comenzó a enjabonar, a acariciarme mientras me decía que seguía queriéndome, que todos cometíamos errores, que volviera con él. Sentía su sexo enorme en mis nalgas mientras me lavaba la espalda.
- ¿Quieres...? .- Me dijo poniendo la cabeza de su pinga entre mis nalgas. Le dije que sí y con todo el cuidado me la metió con suavidad.- ¡Si te duele me lo dices!
No me dolió, me sentía también que era imposible que cupiera el dolor en aquel momento. Alguien quiso entrar, era Lázaro que quería mear, Gustavo le abrió la puerta, meo y salió dejándonos singar. Fue todo un sexo pasional el que tuvimos en la ducha. Cuando salimos, todavía Rolando estaba allí en el potro recibiendo caña, Hugo se había ido, ese era otro que no podía soportar que yo no estuviera con él. La fiesta duro bastante, Lázaro después ocupó el potro, no sabía que le gustara, pero lo vi disfrutar la pinga del Mulo como el mejor. Gustavo y yo nos acostamos en un catre que había en uno de los cuartos, abrazados, él comiéndome a besos y caricias, repitiendo mil veces por qué lo había dejado. A media noche Rolando se nos paró delante invitándonos a la cama. Nos fuimos con él a la cama, en principio nos acostamos para dormir abrazados, tranquilos aunque en realidad eso era casi imposible primero por Gustavo a quien nunca se le caía la pinga. Rolando empezó a juguetear con el morrongón del negro, la tentación era mucha.
- ¡Coño, macho!, ¿cómo te puedes meter este trozo de pinga?- me preguntaba Rolando que intentaba ...