1. Oficialmente cornudo...


    Fecha: 10/12/2024, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos

    ... ganas. Sin embargo, siendo la primera vez que andábamos en estas aventuras, se mostraba reservada y bastante tímida.
    
    Pasaban los minutos y, aunque la música estaba provocativa para bailar, aquellos conversaban y conversaban, nada más. Al parecer, el más excitado con la posibilidad de ver a mi mujer montándose a aquel tipo era yo. De un momento a otro, ella se levantó para ir al baño según dijo y nos dejó solos. Así que seguimos conversando, pero yo fui más directo. Bueno, joven, ¿cómo ve a la señora? Pregunté. Está bien, me dijo. ¿Qué es lo que más le agrada de ella? Sus tetas, me respondió sin vacilar. Y, ¿se la va a culear? Si usted está de acuerdo, sí, respondió.
    
    Déjeme preguntarle algo, continué. ¿Acaso esta cita no era para eso? Pues, sí, dijo él, lo habíamos hablado, pero una cosa es fantasear a la distancia y otra distinta cuando las personas están frente a frente. ¿No era lo que esperaba? No, no dije eso. No sé, su presencia, de alguna manera no me deja ser como soy. Entiendo, respondí. Y ¿cómo es usted? Yo ya estaría en la pista, bailando con ella, manoseándola, calentándola. Y si la hembra da pie, de una para un motel. Bueno, y ¿qué espera? Que vuelva a la mesa, respondió.
    
    Al llegar ella, fue evidente que se había retocado el maquillaje y se había perfumado. El tipo no esperó más y la invitó a bailar, así que ambos se levantaron de la mesa y se dirigieron a la pista de baile, que estaba atestada de gente. Les vi alejarse y empezar a bailar, pero, con el ...
    ... paso del tiempo, se perdían entre la multitud. Aparecían de cuando en vez y volvían a perderse. Y en esas duraron como un ahora y media. Llegué a pensar que ya se habían ido a hacer los deberes y que no me habían tenido en cuenta.
    
    Pero, al rato, finalmente aparecieron. Bueno, le pregunté al tipo, ¿la hembra si dio pie? No dijo nada; solo asintió afirmativamente con su cabeza. Creo que ya se está haciendo tarde le dije a mi mujer. Si, dijo ella, el tiempo pasó volando. Entonces, pago y arrancamos. Al fin qué, ¿sí o no? Sí, respondió, a eso vinimos ¿no? Entonces ¡vamos! ¿Conoce algún sitio por aquí cerca donde podamos ir? Si, respondió él. Toca tomar un taxi, pero es bastante cerca.
    
    Así que salimos los tres de allí. Tomamos el taxi, como aquel dijo, dirigiéndonos a yo no sé dónde. Es caso es que, como a los cinco minutos de recorrido, llegamos al lugar. El hombre, al parecer, frecuentaba el sitio, porque lo atendieron con familiaridad. El hizo los arreglos y, mostrándonos las llaves, nos guio por las escaleras hasta un tercer piso, llegando a la habitación 307. Un cuarto común y corriente, modestamente decorado, nada especial, cama y espejos; apenas lo necesario para concretar la aventura.
    
    Mi mujer se sentó en el borde de la cama y él se situó frente a ella, de pie, esperando que tomara el control. Ella, así lo hizo. Desabrochó el cinturón, desabotonó sus pantalones, bajo la cremallera de su bragueta y lentamente le fue bajando la prenda hasta exponer su pene, que estaba ...
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