Oficialmente cornudo...
Fecha: 10/12/2024,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: femerba, Fuente: CuentoRelatos
... ya erecto. Se vio el rostro de gusto de mi mujer cuando tuvo aquel pene en sus manos. ¡Qué esperaba ella? No lo sé, pero se mostraba fascinada con lo que tenía entre manos. Lo frotaba y frotaba, como hipnotizada, y, sin más vueltas, se lo llevó a la boca.
Empezó a chupar aquel miembro con mucha avidez, poniendo mucho énfasis en lamer con su lengua el glande de aquella reluciente y deliciosa verga. Chupaba y chupaba sin descanso, al parecer, sin querer acabar. Una de sus manos acariciaba las nalgas de aquel supuesto desconocido y su miembro se paraba y endurecía más y más. Ocupada su boca en mamar y mamar, mi esposa utilizó sus manos para acariciar la parte interna de los muslos de aquel hasta llegar a sus testículos. El tipo estaba feliz y no se la creía.
Pero, quizá consciente de su papel, en un momento dado la detuvo. Terminó el mismo de desnudarse frente a ella y la hizo levantar para ayudar a desnudarla él mismo, con todo el cuidado y detalle. Su falda, su blusa, su brasier, sus pantis. Quedando solo vestida con sus medias negras veladas y sus zapatos de tacón. No perdió la oportunidad para acariciar todo el cuerpo de mi mujer, sin dejar ningún rincón vedado. Amasaba, por decirlo así, los glúteos y senos, que ya mostraban la excitada que ella estaba.
La hizo acostar en la cama, abrió sus piernas y le devolvió el favor propinándole una extensa mamada a su sexo. Ella, encantada, gemía tímidamente cada vez que aquel iba más profundo con su lengua mientras ...
... introducía sus dedos en su vagina. La estaba pasando bien. Movía sus piernas, apretando la cabeza de aquel deseado intruso, que la estaba haciendo pasar un momento inolvidable.
El tipo se levantó, le mostró a mi esposa su miembro erecto y, abriendo sus piernas, se acomodó para penetrarla. ¿Puedo? Le preguntó, a lo que ella, ansiosa como estaba, respondió que sí. ¡Por supuesto! Vi como aquel inmenso tronco, poco a poco, desaparecía dentro del cuerpo de mi mujer. Y ella, quizá idealizando aquel momento, parecía disfrutar aquella intromisión a plenitud.
El tipo empezó a bombear, al principio muy suavemente, acelerando el ritmo a medida que ella se mostraba más y más excitada, apretando las nalgas de aquel y atrayéndolo hacia sí. Los dos se habían acoplado perfectamente. El hombre empujaba y ella respondía el movimiento. Quería disfrutar cada centímetro de ese miembro y se besaban apasionadamente mientras copulaban armónica y rítmicamente. Nunca la había visto a ella en ese trance de gozo y excitación. Esa verga, sin duda, le estaba tocando puntos sensibles de su cuerpo, que yo tal vez no había llegado a descubrir.
Pasado un tiempo, él se recostó a su lado, y ella entendió que era su turno para tomar el control. Mi mujer se montó sobre él y tomando su pene con la mano, lo dirigió hacia su vagina, dejándose caer sobre él, Empezó a moverse de un lado para otro, de adelante para atrás, como nunca quizá lo había hecho antes. Al menos no conmigo. Parecía estar poseída, en otro cuento, ...