1. Sobreprotegiendo a mi sobrino


    Fecha: 10/12/2024, Categorías: Infidelidad Autor: ElenaRmz, Fuente: CuentoRelatos

    ... en el sofá, a mi lado, y sentí como mi teta izquierda era tomada por una de sus manos, segundos después, pasó lo mismo con la derecha.
    
    Y: —¿Qué haces? — sobresaltada.
    
    C: —Solamente estoy comprobando que valga la pena dejar de golpear al imbécil de tu sobrino — me sentí como una mercancía siendo catada por un posible comprador.
    
    Sopesé que lo mejor era dejarlo hacer lo que quisiera con mis pechos. Con tal de que los golpes desaparecieran de la vida de Felipe.
    
    Lo que no me esperaba es que fuera tan bueno con sus manos. No sé donde aprendió a moverlas así, pero sabía exactamente qué puntos tocar y donde pellizcar para hacer que me excitara. Es obvio que ha practicado, y de pronto, aunque no lo entienda, me puse un poco celosa.
    
    C: —Si quieres puedes tocar mi verga — sin dejar de pellízcalo mis pezones.
    
    Y: —¡¡Hmmm!! —gemí dejándome llevar por la extraña sensación de placer.
    
    C: —Oh, ese gemido fue muy sexy.
    
    Inconscientemente volví a bajar la mirada hacia el erecto pene del muchacho. Traté de no mirarlo fijamente porque sabía que, de hacerlo, iba a terminar envuelta por la lujuria. Pero me fue imposible no ver está tremenda cosa qué palpitaba justo frente a mí.
    
    C: —Vamos, es obvio que quieres tocarla. Se nota en tu mirada.
    
    Levanté la vista para verlo, molesta.
    
    Y: —No quiero tocarlo — tratando de mantenerme firme en mi decisión.
    
    Justo en ese momento sentí como su boca se enredaban rededor de uno de mis pezones. Yo estaba realmente sensible, ese ...
    ... muchacho era en serio, muy bueno jugando con los pechos.
    
    Entonces, sentí como su mano libre se deslizaba por mis muslos, entre mis piernas y hasta llegar a tocar mi entrepierna, por encima de la delgada tela de mi pantalón entallado.
    
    Y: —¡Hey! —le grité, enfadada.
    
    C: —Solo estoy tocando — con una cara tan inocente que me volvió loca al verla.
    
    Y: —Ahí no, solo toca mis…
    
    Me detuve antes de continuar. Sabía que ahora estaba a su merced, si no lo dejo seguir, quien pagaría los platos rotos sería Felipe.
    
    En ese momento me sentí muy impotente, como una idiota por no poder ayudar a Felipe de otra manera.
    
    Y: —Está bien —le dije, resignada —. Toca donde tú quieras…
    
    C: —Imaginé que dirías eso —. Su sonrisa era un arma de doble filo para mí. Tan linda que hace que mi corazón lata, tan malvada que causa que al mismo tiempo se contraiga del miedo.
    
    Durante varios segundos continúa masajeando mi vagina por encima de mi ropa mientras jugaba con uno de mis pezones. Lo hace tan bien, y yo estoy tan sensible qué no puedo evitar sentirme excitada.
    
    C: —Se me acaba de ocurrir una cosa —me dice de pronto —. Si acaricias mi verga, tal vez consideré dejar de molestar a Felipe para siempre.
    
    Lo vi con rabia durante unos instantes, para luego volver a bajar mi vista en dirección de su pene. Es tan venoso…, tan seductor ¿Cómo puede un joven imberbe tener una cosa así?
    
    No me lo explico como mi mano se moviera sola en ese momento. Cuando por fin esa cosa se enredó entre mis ...
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