Samantha: Corrupción y perversión de una casada
Fecha: 11/12/2024,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: JCerva, Fuente: CuentoRelatos
... casa tengo un localito donde vendo ropa. Tendrías que darte una vuelta para comprarte ropa más joven como tú. ¿Qué es eso de andar usando esos harapos para salir a la calle? Ya ni yo que estoy más vieja que tú me visto tan fodonga- decía la señora mientras se daba una vuelta dando a entender que le estaba modelando. Pero más bien parecía un trompo dando vueltas. Y es que la señora era chaparra y gorda, en realidad tenía la forma de un trompo de tacos al pastor.
-Ay Doña Carmen que mala es jijiji. Yo ya no estoy para usar ropa destapa, ya no estoy en esa edad y aparte no es propio de una mujer casada y con hijo- respondía Samantha con cierta timidez. Y es que, aunque muy en el fondo si le gustaría vestir de vez en cuando más joven, ya no se sentía físicamente atractiva, ya que no recordaba la última vez que su marido le había hecho algún cumplido hacia su físico. Y aparte a Roberto tampoco le parecía correcto el que ella saliera con algún pantalón entallado, vestido a media pierna o blusas escotadas.
-¡Tonterías!. Ya no estamos en esa época donde teníamos que salir bien tapadas, mijita. Es para que salgas vestida como tú quieras sin miedo al que diran. Es más, desabróchate esta cosa que ni frio está haciendo. Es más, está haciendo calor- mientras decia eso la señora, con una mano le baja el cierre de la sudadera completamente.
-¡Espere doña Carmen!- una asustada Samantha le decía a la vieja. Y es que debajo de la sudadera solo llevaba su blusa de tirantes sin ...
... brasier. Samantha al sentir el tenue aire veraniego golpear contra su pecho no pudo evitar el llevar ambas manos hacia sus pechos en autentico reflejo de protección ya que se sentía vulnerable a las miradas de cualquier curioso que pasara por ahí en ese momento.
Doña Carmen no pudo evitar el sonreír al ver ese par de melones que Samatha escondía debajo de su blusa y que le recordaron esas anécdotas que ella tenía con la madre de Samantha en su juventud. Donde ella la alentaba a mostrar más su bello cuerpo, pero la mujer al igual que su hija le decía que el andar mostrando de mas no era propio de una mujer casada.
-”Ay Samantita, vaya que si heredaste el cuerpo de tu madre y por desgracia también esas anticuadas costumbres. Pero hare el intento de hacerte cambiar esos pensamientos para que puedas vivir más plena y feliz, así como tu madre también le hubiera gustado vivir”- pensaba la viejita
-Bueno mija, vamos a mi casa para que veas la ropa que tengo. De hecho, ayer me llego nueva mercancía que de seguro en ti se verán hermosos- decía la señora mientras con una mano jalaba a la casada.
-Espere Doña Carmen. Ahorita no puedo, tengo que terminar de comprar las cosas que me hacen falta para hacer la comida. Quiero tener la comida lista para cuando Daniel llegue de su primer día de escuela- respondía Samantha mientras detenía el andar de la señora.
-Eso me gusta de ti muchacha, que sabes tener tu casa en orden. Bueno mija, te dejo para que termines de hacer tus mandados. Y ...