1. Samantha: Corrupción y perversión de una casada


    Fecha: 11/12/2024, Categorías: Sexo con Maduras Autor: JCerva, Fuente: CuentoRelatos

    ... carnal.
    
    -S...i, si, si. Todo más que bien, señorita- decía un ahora más amigable y jovial hombre.
    
    -Que extraño. Es que ahorita que entre lo note molesto, pero de la nada ya parece estar de buen humor- una incrédula Samantha le decía al viejo mientras que esta llevaba su mano derecha a su mentón mientras entre cerraba sus ojos, dando a entender que estaba pensando el motivo de su cambio de humor.
    
    -Ahí dispénseme señorita, es que las ventas últimamente han estado muy bajas, pero al verla a usted ni modo de que no me ponga de buen humor jejeje- con una amarillenta sonrisa por el consumo del cigarro, le decía el verdulero.
    
    -Gracias. ¿Pero yo por qué? Si ni nos conocemos, oiga- una confundida Samantha le preguntaba. Mientras cruzaba sus brazos por debajo de sus pechos. Haciendo que sus pechos se levantaran más dando la impresión de que habían aumentado de tamaño.
    
    “jija de la chingada, mira nomas esas chichotas que se carga. Me cae de a madres que es de esas viejas que les gusta enseñar carne cuando salen a la calle, exhibistas creo que les dicen. Ni chichero trae la cabrona” pensaba el hombre mientras le miraba los pechos y notaba como unas pequeñas gotitas de sudor se formaba en la piel desnuda de sus pechos y estas terminaban desapareciendo en su blusa.
    
    - ¿Cómo que por qué? Es usted muy guapa, señorita. Cualquiera se pondría de buen humor solo con verla- decía aquel viejo que sacaba sus frases de ligue que usaba cuando era joven pero que nunca le surtieron ...
    ... efecto. -Aparte hay otras 2 muuuy buenas razones para ponerme de buen humor jejeje- el rabo verde viejo decía eso mientras clavaba su mirada descaradamente en los pechos de la joven casada.
    
    Samantha pudo entender esto último al instante. Si bien no entendía la mayoría de los albures, esa mirada del señor sabía muy bien a donde iba dirigida. Ahí fue cuando se dio cuenta que todo ese tiempo habia andado con el suéter abierto el cual había olvidado cerrar por lo feliz que le había puesto el mensaje de su esposo. También comprendió que las miradas de los hombres que recibió en la calle, no eran porque fuera nueva en el barrio sino por sus pechos. No pudo evitar sentir una gran vergüenza por lo ingenua que fue. Porque aparte de que esos hombres le estaban viendo los pechos, ella les había devuelto esas miradas con un “Buenos días una sonrisa en forma de ser amable, pero ahora más bien parecían destellos de coquetería de su parte hacia esos hombres.
    
    Pero con este hombre era diferente. Si bien las miradas que había recibido en la calle eran extrañas, no le parecieron nada fuera de lo normal. Pero la mirada de este hombre era muy diferente, sentía como si la desnudara con la mirada. La hacía sentirse como un tierno e indefenso conejo que esta delante de un hambriento lobo. Esa sensación de sentirse tan indefensa le causaba miedo, pero a la vez le causaba una sensación que le era familiar pero no sabía de donde o cuando. Pero sin duda alguna no lo había sentido en los más recientes ...
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