¡Hijo, me tienes harta!
Fecha: 11/12/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos
... uniforme más recatado, más acorde a la realidad, aunque parecía que no había nada similar y lo que se acercaba a lo que ella veía en las calles, era demasiado caro. Tampoco iba a gastarse un dineral en una cosa que no sabía si funcionaria, de no ser así, tan solo sería un trapo viejo oculto en el armario.
Se metió bajo las sabanas con la idea de probar. No tenía nada que perder, si no funcionaba solamente quedaría como una anécdota, le diría a su hijo que no sabía que más hacer para que centrase un poco la cabeza y ya. ¿Qué tenía que perder?
Así se durmió, con una sonrisa que no se borraba del rostro y un raro escozor dentro de su cuerpo que no podía calmarse ni aunque se rascase. Soñó con varias cosas, de las que ninguna recordaría a la mañana siguiente, sin embargo, durante la noche su vagina llegó a humedecerse.
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Caminó bajo el sol de verano con descarada alegría. En su cara, sin saber muy bien el motivo, no podría borrar la sonrisa que tenía dibujada desde que amaneció. Había tenido una buena noche y con un sueño bastante satisfactorio que, lamentablemente, no recordaba.
Javier parecía que tenía la intención de hacer cosas, se había levantado pronto, al menos, eso era positivo. Aunque María, tampoco había perdido el tiempo en comprobar qué hacía su hijo, tenía otras cosas preparadas.
El nerviosismo la entró cuando atisbó a lo lejos la tienda de disfraces. Tampoco hacía nada malo, o eso se decía una y otra vez para borrar el temblor que emergía de su ...
... interior. Suspiró una vez delante de la puerta, echando una rápida ojeada y cuando la dependienta quedó liberada, entró para acudir directamente a ella.
—Buenos días. —la mujer entrada en años se contagió de su sonrisa— ¿La puedo ayudar?
—Buenas, sí. —se frotó el pantalón vaquero, queriendo hacer desaparecer esos nervios tontos que tenía encima— Eh… mire… buscaba un disfraz en concreto. He mirado por internet, pero no lo encuentro, no sé si me puede ayudar.
—Veamos si juntas lo encontramos. —la dulce mueca de la mujer, a María le recordó a la de su abuela y aquello, templó un poco su cuerpo— Dime, ¿qué es lo que en concreto estás buscando?
—Pues…
Por un momento se mantuvo en silencio con los ojos fijos en la mujer. La idea parecía del todo descabellada, estaba yendo a comprar un disfraz en mitad de verano sin ninguna festividad presente. Además, lo picante del disfraz podría hacer que aquella mujer pensara algo que no era lo correcto. Sin embargo, una frase emergió en su cerebro como si fuera un chasquido de dedos y le dijo con total naturalidad, “¿Qué más da lo que opine?”.
—Un disfraz. Bueno, eso es obvio. —sacó una sonrisa muy bonita que la dependienta volvió a copiar— Había pensado algo de… un disfraz de la autoridad… de policía…
—Entiendo. Creo que tengo alguno en la parte del fondo. —la mujer comenzó a andar y la hizo un gesto con la mano— Vamos a mirar, ven conmigo.
Recorriendo la tienda, que no era pequeña, llegaron hasta dos filas de disfraces ...