1. ¡Hijo, me tienes harta!


    Fecha: 11/12/2024, Categorías: Incesto Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos

    ... la había golpeado, cuando se sentó en su cama y vio a María, no dio crédito. La sorpresa era tal que reptó por encima del colchón, escapando de esa figura que le era desconocida hasta que sin encontrar más donde apoyarse, cayó al suelo de forma torpe.
    
    María en ese segundo que su hijo se encontraba con la cabeza en el suelo y las piernas en el aire tratando de levantarse, se llevó una mano a la boca de manera coqueta y evitó reírse.
    
    —¡Vamos, sabandija! ¡Levántate ahora mismo! ¡No me hagas perder el tiempo! —exigía la progenitora en un tono alto.
    
    A Javier le costó reconocer la voz de su madre, no era su grito habitual, parecía más cargado de autoridad real que, además, parecía incontestable.
    
    —¿¡Qué haces, mamá!? —en su voz hubo duda y un leve carraspeo debido al levantamiento tan brutal. Pero María, recibió algo con agrado, porque también tenía un tono de… respeto.
    
    —¿Mamá? ¿Acabas de llamar mamá? —su enfado fingido estaba siendo digno de un Óscar— ¡Cómo te atreves a llamarme así! ¡Soy la autoridad! —golpeó con fuerza la cama logrando un sonido amortiguado— ¡Ahora mismo, haz la cama! O si no… ¡Prepárate para las consecuencias!
    
    Javier se puso de pie con la agilidad de la juventud. En un lado de la cama, estaba María vestida de policía y, al otro lado, su hijo con calzoncillos y un gesto de sorpresa que no le dejaba cerrar la boca.
    
    Hubo dos segundos de duda, nadie dijo nada, el silencio lo inundó todo como el sol de verano al subir la persiana. Era el ...
    ... momento que se decidiría todo, si María podría seguir con aquello o no. Javier no sabía qué hacer, solo esperaba acontecimientos, el shock de la mañana había sido demasiado duro. La madre se dio cuenta de que su hijo iba a mover los labios, seguramente pondría un nuevo impedimento a todo aquello, debía detenerle, ese era su nuevo oficio.
    
    Con rapidez y fuerza volvió a golpear la cama, haciendo que las sabanas se levantaran del colchón y que su hijo cerrara esa boca de vago que estaba empezando a abrir. Incluso se alegró cuando le vio dar un paso atrás.
    
    —¿¡No tienes odios, jovencito!? ¡La cama…! ¡YA!
    
    Otro segundo de duda, pero que se solucionó más rápido de lo esperado. Con gesto impaciente, Javier se agachó, comenzando a meter la bajera por su lugar y buscando las sabanas sin poder levantar la cabeza para mirar a su madre.
    
    La cama estuvo hecha en un periquete y el poder que parecía ir creciendo en su interior, la hacía esbozar una sonrisa.
    
    —Hazte el desayuno y luego ven a estudiar, estaré esperando. —su hijo escapó por la puerta obediente, aunque justo en el umbral, la voz de su madre le detuvo— ¡Si tardas…! —le apuntó con la porra y Javier tragó saliva— ¡Prepárate…!
    
    No tardó, ¡vaya si no tardó! En menos de cinco minutos se preparó él solo el desayuno y se lo tomó a la carrera. María esperó sentada en la cama recién hecha, con las piernas cruzadas y los muslos medio desnudos, gozando de la sensación por la obediencia de su vástago.
    
    Con aquella prenda se sentía ...
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