1. ¡Hijo, me tienes harta!


    Fecha: 11/12/2024, Categorías: Incesto Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos

    ... cómoda y extrañamente sensual… si aquel era el único modo que su hijo reaccionase, lo repetiría. El fin justificaba los medios.
    
    —¿Todo acabado? —preguntó María al ver a su hijo entrar con el pecho desbocado.
    
    —Sí. —estaba jadeando y apenas parpadeaba.
    
    —¿Has limpiado la taza? —su tono no dejaba de ser autoritario.
    
    —Sí.
    
    —Sí, ¿Qué?
    
    —¿Señora…?
    
    Se levantó de un salto, mostrando un exagerado enfado en su rostro y alzó la porra hasta la barbilla de su hijo. La mantuvo allí, levantándole la cara para que la mirase a los ojos, a través de sus lentes podía ver y casi sentir que Javi… disfrutaba.
    
    —Señorita. —el plástico no dejaba al muchacho mover su cara— ¿O me ves vieja?
    
    —¡No, señorita!
    
    —Así me gusta. —quitó su arma y la dirigió a la mesa de estudio— Ponte a estudiar, no quiero que pierdas ni un segundo. ¿Me has odio?
    
    —¡Sí, señorita!
    
    El muchacho se puso a estudiar de inmediato, con una atención que María nunca había visto. Con los codos en la mesa apenas movía levemente su cabeza para tratar de mirar a su madre que caminaba a su espalda como un verdadero guardia. Cada vez que observaba como su hijo trataba de mirarla con unos ojos… curiosos, ella ponía la porra en la cabeza y se la fijaba en las hojas.
    
    Verdaderamente, a Javier le gustaba “ese juego”, María se dio cuenta en el momento que su expresión habitual cambió. No la había mirado como todas las mañanas, con ojos perdidos y cierta desgana. Esta vez era directo, con unos ojos fijos y ...
    ... afilados que parecían chispear al sol del verano. Si la agente Bermúdez no se equivoca, esos ojos destilaban perversión.
    
    Todo eso a María no le importaba, porque era normal. Estaba realmente guapa con el disfraz y, además…, no era su madre, era solo una agente de policía destinada a que cumpliera con su cometido, estudiar. El chico rebelde que tenía bajo su custodia, que mirase cuanto quisiese, porque ella mandaba y lo que importaba, el objetivo de la misión, era que estudiase.
    
    —Quiero que lo estudies todo. ¡Todo! ¿Me entiendes? —Javier asintió sin mirarla— A la noche te lo voy a preguntar. Cada tema.
    
    —¿Y si no me lo sé?
    
    María detuvo su incesante paseo haciendo que el sonido de sus botas no fuera escuchado por su hijo. Javier agachó algo más la cabeza, sabiendo que había errado en preguntar aquello.
    
    Sintió que una porra recorría su espalda desnuda con ligereza, hasta llegar a su nuca, donde se posó con cierta fuerza, haciendo descender su cabeza hasta casi rozar los folios con la nariz. María quitó la porra del lugar y se inclinó ella hasta que su hijo sintió su aliento en la espalda. Dio un leve golpe en la mesa, algo que hizo temblar a Javier, aunque no sabía muy bien el motivo, no tenía miedo… era otra cosa.
    
    —Qué atrevido preguntando, ¿no? —no hubo respuesta, el chico prefirió esperar lo que tenía que decirle la autoridad— Estúdialo bien, porque te castigaré.
    
    Durante todo el día, solo le dejó levantarse de la silla dos veces, la primera para comer y después ...
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