¡Hijo, me tienes harta!
Fecha: 11/12/2024,
Categorías:
Incesto
Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos
... mejor en mitad de la frente— ¡Es que eres la mejor madre del mundo!
Manu, dejando la taza en su lugar, se limpió los dientes y se despidió de su mujer con un segundo beso. Parecía algo abstraída como si pensase en otra cosa, pero era normal, por mucho que se quejase de su hijo, a ella siempre le costaba espabilar por la mañana.
Mientras el hombre cogía su coche para ir al trabajo, María se encontraba en el baño, calzándose sus botas con rapidez para ir a “jugar” con su pequeño.
—¡Escoria! —entró María en el cuarto de Javi a grito pelado. Del susto que le dio, el joven saltó de la silla— Ayer no fallaste ni una pregunta, pero… tu madre te tuvo que ayudar en par de ellas. Qué te crees, ¿qué voy a permitir que eso suceda? ¡Espero que no vuelva a pasar, sabandija!
—No, señorita. Lo siento. —decía mirando a los folios de la mesa— Fue un fallo, nada más.
—No digas nada. —pasando la porra, por segundo día consecutivo, por la espalda desnuda de su hijo. Como le empezaba a gustar jugar con aquel trozo de plástico— Estudia y punto. Tienes que pelarte los codos, mañana es el examen y no quiero una nota menor de un siete.
—Pero… —no pudo decir más, porque la agente Bermúdez parecía enfadada.
—¿Osas…? —golpeó ligeramente un hombro de Javi y bajó el tono sonando más dura— ¿Contradecirme?
—No, señorita. —con ese tono parecía tornar a su más tierna infancia.
—Me gusta cuando no contradices a la autoridad.
—Pero… —esta vez María le dejó hablar— ¿si no consigo un ...
... siete o más?
—¡Castigo! —sonó grave y muy cerca del oído de Javi que tembló.
—¿Qué castigo?
María se alzó poderosa, sus botas le daban una mayor altura y con el disfraz parecía que midiera varios metros. Estaba demasiado metida en el papel y la insolencia de su hijo debía ser pagada. Cogió una de las sillas, la puso al lado del joven que la miraba con cierta inquietud, dándose cuenta de que los mismos ojos lujuriosos del día anterior seguían allí.
Su madre le contempló de arriba abajo, por encima de las gafas de sol que no se quitaba para nada. Javi estaba sentado en su silla, con el pijama habitual que portaba siempre, un bóxer pegado con alguna que otra delatadora mancha blanquecina y nada más.
María descendió la mirada paulatinamente y con descaro, observó con pausa el torso desnudo y delgado de su hijo. Las costillas se le marcaban al igual que a ella y unos pequeños pelos nacían por encima del calzoncillo.
Aunque lo más curioso era lo de más abajo. La agente Bermúdez y, no María, no quitó la vista. ¿Por qué debería hacerlo? La policía podía mirar donde quisiera, en esa casa, era la ley. Entre las piernas de Javi reposaba un bulto inquieto, una masa de músculos que reptaba bajo la tela queriendo salir de su encierro.
Allí permanecieron sus ojos por unos segundos, sintiéndose demasiado atraída a la par que su excitación aumentaba. El pene de su hijo parecía grande y se movía llamando su atención a propósito, en verdad era un chico demasiado descarado ...