1. ¡Hijo, me tienes harta!


    Fecha: 11/12/2024, Categorías: Incesto Autor: LilithDuran, Fuente: CuentoRelatos

    ... “tengo que reeducarle con dureza” pensó de forma erótica.
    
    No se sorprendía de nada, el disfraz la confería otra mentalidad en la que estaba muy metida y cuando quitó los ojos de la entrepierna, colocándose las gafas de nuevo, no se sorprendió al notar su vagina húmeda. Por lo menos, esta vez había aprendido y con las piernas cruzadas, no había prenda que se fuera a manchar, quizá algo sus muslos e igual la silla, pero sus bragas no… porque no llevaba.
    
    —Lo tengo que reflexionar. Pero te puedo prometer, niñato bocazas, que será duro.
    
    La última palabra salió rodeaba de un aire caliente que le puso al joven la piel de gallina. La policía que tenía al lado era realmente estricta y debería hacerla caso, si no acabaría castigado. Aunque en su interior, ¿quería que fuera así?
    
    —Quizá… —posó su porra en el pecho del joven y dio unos leves golpes mientras la bajaba muy lentamente— te dé con esto en alguna parte.
    
    —¿Qué parte? —osó preguntar.
    
    —¡Cállate y estudia! —casi le gritó por semejante descaro, aunque antes de ir a sentarse en la cama para vigilarle, le añadió— Desde ahora, llámame agente Bermúdez. Ningún otro nombre. ¿Queda claro?
    
    No había más que decir, la autoridad había hablado. Con la mirada fija en sus libros, estudió durante todo el día, moviéndose esta vez únicamente por orden de su madre para que fuera a comer.
    
    Cerca de la hora en la que el otro hombre de la casa llegaba, María todavía seguía sentada al lado de su hijo, en silencio, mirándole ...
    ... mientras este no sacaba su mente de los libros. Hacía calor, lo hizo durante todo el día y no parecía que fuera a cambiar. La cremallera se deslizó entre sus dedos, algo que hizo con premeditación, casi como una recompensa por lo bien que se estaba portando su chaval.
    
    Al momento que topó con el final de esta, no se reconocía. Ya no era María, detrás de las gafas, su alter ego, la agente Bermúdez, había tomado su lugar.
    
    —Te permito levantarte y descansar —dijo María con la cremallera totalmente bajada.
    
    Javier, al voltear el rostro, lo vio en primicia, sus senos estaban apretados por la tela y por un sujetador que los dejaba casi perfectos. No pudo reprimir que su pene, se endureciera algo más de lo que había estado durante gran parte de la tarde. María, o en este caso, la agente Bermúdez, lo contempló y sonrió.
    
    —Espero que mañana apruebes. —colocó la porra en los libros, por una vez, de forma calmada— ¿A qué hora es?
    
    —A las nueve. —María frunció el ceño detrás de las gafas, Javier lo entendió— A las nueve, agente Bermúdez.
    
    De pie frente a él, con la cremallera mostrando todo su escote, su hijo la observó como era en ese momento, una diosa, una mujer poderosa, una madre que se hacía respetar. Pero había algo más, un ligero olor que notó con levedad horas atrás y que desde hacía media hora era inevitable que no atravesase sus fosas nasales. Era fuerte y se le metía en la nariz con cierto gusto.
    
    —Estate puntual, ¿me entiendes? —las gafas brillaban con el sol que ...
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