1. En la oscuridad de una callecita


    Fecha: 11/12/2024, Categorías: Bisexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... resolvió, el Oso: mis jefes al grano, ven a la zorra esa. Me la voy a comer. No vamos a hacer nada más. Solo que quiere que le de aquí en lo oscurito...es mejor así y no el auto, que no?, mis polis. Si no se puede, pues denme chance de meterle un buen faje o bien ya nos vamos.
    
    Los policías en silencio se quedaron viendo embobados hacia mí.
    
    El silencio fue cómplice, Oso viendo eso, agrego...ande: les damos para sus refrescos y si quieren para lo cual se acerco hacia ellos y bajo la voz, por lo que yo ya no pude escuchar que les dijo, pero si vi como ellos pusieron una cara de felicidad. Eran chavos, eran de la policía local, los menos capacitados del país. En la zona se había calmado mucho lo de la elevada violencia en México que hace que se tengan como 90 muertos diarios. Igual el robo y violencia en la zona habían bajado mucho.
    
    Claro vi como mi amigo sacaba un billete de su bolso y se lo pasaba a los dos chicos que vieron como este cabronazo de Oso, me tomaba del talle y ya sin traba alguna me conducía hacia adentro de la callecita no sin antes meterme una sonora nalgada que sonó en la quietud de la negrura.
    
    La oscuridad ya estaba plena, aunque se podía ver con nitidez porque una preciosa luna llena enmarcaba mi sonoro taconeo que buscaba minimizar con lo cual me tenía que recargar en Oso que me tenía bien agarrada de mi cinturita.
    
    Bien adentrado, de repente me detuvo y agarrándome literalmente de a cartón de cerveza (sus dos manotas en mis pompas) me ...
    ... estrujo y me metió un beso profundo, rico, espeso, al ser alta para él, inclinaba mi cabeza para que me devorara con su boca y con sus caricias en sus dos inquietas manos que recorrían, palmaban, nalgueaban mis nalgas que ya estaban totalmente descubiertas, dejando ver mi hilo en medio de las nalgotas. El vestido ya recogido a mi cintura, dejaba ver mis blancas y lisas montañas de carne humana natural al templado vientecillo que refrescaba nuestro calor humeante.
    
    Así me tuvo un buen rato. Hasta que me fue llevando a que me hincara, para lo cual saque de mi pequeño bolso de hembra una pequeña frazada ligera para ponerlas sobre mis rodillas. De esa forma, con esas rodilleras improvisadas me puse a mamar como becerra, no sin antes, abrir mis ojos como platos. A una distancia cercana, estaban ocultos entre unos árboles los dos chavales policías, con sus macanas ya de fuera en plena masturbada. Este cabronazo de Oso, les estaba dando chance de ver.
    
    A Oso le gusta que le mame muy bien su daga, recorrer con labios, lengua y manitas todo el grueso y largo del garrote, así como combinar con sus huevotes cargados, por lo cual obediente como fervorosa sumisa le daba de lengüetazos que le hacían gruñir y gemir.
    
    Le gusta besar después de haberle mamado un buen. No siempre estuve de rodillas, para aliviar el leve dolorcito me levantaba para ponerme en cuclillas o bien levemente inclinada con lo cual le daba libre entrada a que con sus dedos se adentrará en mi cuevita tragona. Así ...