Pigmalión
Fecha: 22/12/2024,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... encontró su clítoris y lo frotó. Alba gimió nuevamente y cerró los ojos. Él aprovechó para volver a besarla y esta vez ella no se apartó. Se dejó besar por aquellos labios que la quemaban, mientras John seguía frotando y frotando su botoncito del placer.
Fue todo intenso. Su primer beso de verdad. Su primer orgasmo con un hombre. Alba estalló en aquel sofá, arqueando su espalda y sintiendo el mayor placer de su vida. Largo, intenso. Fue sacudida por varios espasmos. La boca de John no se separó de la suya ni un instante. Sólo lo hizo cuando ella se relajó.
La miró. Los ojos cerrados. El pecho subiendo y bajando al ritmo de su agitada respiración. Alba, lentamente, abrió los ojos. Se miraron. Ella, por primera vez, sonrió. Los dedos ahora no se movían.
-¿Te ha gustado?
-Sí...uf...sí - respondió Alba, apartando la vista y ruborizándose otra vez.
-Mírame, Alba. No tengas vergüenza. Estamos tú y yo solos.
Alba respiró hondo y le miró. Seguía roja.
-Qué tímida eres.
-Lo siento. No puedo evitarlo. Yo...nunca....
-Lo sé. María me lo contó todo.
-Cabrona.
-Shhhh, no digas eso. Ella te aprecia mucho y sólo quería que el día de tu cumpleaños fuera especial.
John movió los dedos ligeramente y ella gimió.
-Tengo un método infalible para que pierdas tu vergüenza.
-No creo que la pierda nunca.
-Claro que la puedes perder. O al menos disminuirla al mínimo. Todo se puede aprender en esta vida. Se puede cambiar.
-¿Cuál es ese método? - ...
... preguntó, curiosa.
-Quítate las bragas.
-¿Queeeeeeeeeeee?
-Jajajaja. Confía en mí.
Él tiró de las bragas. Alba cerró con fuerza las piernas, asustada.
-Venga, mujer, que no te voy a morder. Déjame hacerlo.
Cedió un poco. Las bragas se movieron algo hacia abajo.
-Levanta el culete.
Se lo pensó unos segundos, y obedeció. Levantó el culo, John tiró de las bragas y éstas aparecieron por debajo del vestido. Él, diestramente, las llevó hasta los tobillos y se las quitó.
Alba estaba sentada junto a un prostituto que hacía pocos minutos la había masturbado hasta hacerla correr como nunca, que acababa de quitarle las bragas y la miraba sonriendo. Si le dicen que iba a estar así, hubiese pensado que el que lo decía estaba majareta.
-La mayor parte de las veces - empezó a decir John - la timidez no es más que el reflejo de nuestras inseguridades. Creemos que somos menos que los demás, que nos mirarán por encima del hombro. Que hablarán a escondidas.
-¿Eres prostituto o psicólogo?
-Jajajajaja. Este trabajo te hace conocer a mucha gente. Mujeres que no se sienten atractivas y que pagan por sexo. Mujeres que no tienen tiempo de una relación estable y quieren simplemente pasar un buen rato, pero están hartas de tanto imbécil que no sabe follarlas. Con el tiempo he aprendido a saber lo que quieren. Sé cual me contrata porque no se siente atractiva y cual me contrata porque es lo más fácil y rápido.
-Conmigo no te vale. No te he contratado.
-No, es verdad. ...