Libertad condicional
Fecha: 23/12/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos
... de estar nuevamente en la calle hubiese sido una tarea fácil.
—Bendita libertad, —exclamó mientras posaba su mano en la pierna de Merche a través de la falda de tubo.
—Quita la mano de ahí, —se quejó ella apartándola cuando pretendía colarse por dentro de la tela.
—No me digas que te has vuelto una puritana.
—Qué sabrás tú, —dijo hastiada.
—¡Joder Merche! Pensaba que íbamos a echar un polvo para celebrarlo, como antaño.
—Nada de polvos, —le increpó. —Centra tus esfuerzos en intentar no volver ahí.
—¡Joder! Qué susceptible estás. ¿Qué ha sido de la ninfómana de Merche? ¿Quién eres tú? ¿Te ha mandado ella a recogerme?
—Esa Merche ya no existe, capullo, así que olvídalo.
—No me digas que tu marido ya consigue que arañes el suelo, —dijo con socarronería.
—Eso a ti no te importa.
—¡Vamos Merche! Que nos conocemos. Para contentarte a ti en la cama hace falta algo más que un oficinista de tres al cuarto.
—Pero… serás cabrón. Gracias a él estás en la calle, gilipollas, —le amonestó.
Merche aparcó el Mercedes en la puerta de su casa. Nunca le gustó aquel barrio y deseaba marcharse de allí a la mayor celeridad.
—¡Venga, baja… e intenta portarte bien!
—¿No vas a subir? —preguntó con la esperanza de que hubiese cambiado de opinión.
—¡No! —respondió de forma rotunda.
—Qué desilusión, —añadió él.
—¡Cuídate, Hassan! —se despidió con una forzada, pero sincera sonrisa.
En el fondo apreciaba a aquel gandul e indolente personajillo, sin ...
... embargo, tenía la certeza de que sus días en la calle estaban contados. Quería pensar lo contrario, pero mucho tendrían que haber cambiado las cosas dentro de aquellos muros para que su vida virase el rumbo.
Al entrar en casa, su marido estaba leyendo el periódico, lo dejó de lado y se interesó por la liberación de su defendido en la que él también había aportado sus conocimientos y su experiencia como letrado, pese a trabajar en bufetes distintos. Poco se imaginaba que durante tres años de litigios, Hassan se había follado a su mujer decenas de veces y la había hecho gritar placer en cada una de ellas.
Merche tenía cuarenta y tres años, cinco menos que Félix. En los diez años de matrimonio, Hassan era de los pocos que había conseguido aplacar su insaciable y voraz apetito, pero estaba en un impasse en su vida en el que también anhelaba cierta estabilidad y dejar de lado su promiscua conducta.
Durante el último año solamente había echado dos canas al aire: una con un compañero de oficio y otra con un niñato al que conoció en una fiesta, pero, ni de lejos, ninguno de los dos podía comparársele a Hassan.
El hecho de no haber subido con él a su piso no era por falta de ganas, sino porque ahora que había conseguido alejarse de su vida, no deseaba meterlo de nuevo, ya que las complicaciones que le generaba superaban con creces al placer y al morbo que el marroquí pudiese proporcionarle. En cualquier caso, Merche se acostó excitada rememorando los momentos en los que la ...