1. Libertad condicional


    Fecha: 23/12/2024, Categorías: Infidelidad Autor: Gargola, Fuente: CuentoRelatos

    ... amonestó nuevamente en voz baja.
    
    —No podía esperar hasta mañana.
    
    —Claro que podías. No digas gilipolleces e intenta ser sensato por una vez en tu vida.
    
    —Necesito hablar contigo.
    
    —Ahora no puedo hablar y lo sabes. ¡Ven mañana al despacho!
    
    —Nada de despachos. ¡Ven tú a mi casa!
    
    —No voy a ir Hassan, —dijo tajante.
    
    —Pues estaré llamándote hasta que lo hagas.
    
    —Está bien, —dijo hastiada sabiendo que no lo haría cambiar de opinión, y cortó la conversación.
    
    Si su intención era revisar su próximo caso, le fue completamente imposible. Su cabeza estaba inmersa en otras cosas y no se había dado cuenta de lo serena que era su vida durante la estancia de Hassan en prisión, hasta que salió. Con él todo era espontaneidad e incertidumbre. Nunca sabía si hablaba en serio o lo hacía de cachondeo, ni tampoco si iba cumplir a rajatabla todas sus indicaciones durante el tiempo que duró su caso. Esa incertidumbre la sacaba de quicio porque se comportaba de forma tan pueril e imprevisible que lo veía, incluso capaz, de malograrlo todo en el juicio.
    
    Finalmente todo salió como cabía esperar y acabó en un mal menor. Ahora lo que deseaba era alejarse de su vida y que él intentase rehacer la suya sin necesidad de tener que ejercer ella de persona responsable como si fuese su tutora. Con veintiocho años ya estaba bien crecidito para ser consecuente con sus actos y no tener que meterse en líos como hacía siempre.
    
    Por la mañana se dio una ducha, desayunó, se acicaló, se ...
    ... enfundó un traje-chaqueta y salió de casa en compañía de su marido, bajaron al parking y se dieron un beso, a continuación, cada cual cogió su coche para dirigirse hacia su bufete, por contra, Merche enfiló a casa de Hassan para ver que era aquello tan importante que no podía esperar. Aparcó el Mercedes enfrente, cosa que no le hizo ninguna gracia, sabiendo el barrio que pisaba. Tampoco le entusiasmaba deambular por allí. Llamó al timbre e inmediatamente la puerta se abrió con un sonoro “TAC”. Cerró la cochambrosa puerta y subió los tres pisos a pie. Un vecino sudoroso salió del segundo con una andrajosa camiseta que algún día habría lucido un tono blanco y se sorprendió al ver a una mujer tan distinguida en aquel antro. Su perfume le taladró la sesera y sus ojos se abrieron como los de un búho expectante ante su presa. Admiró a la fémina de porte elegante preguntándose a dónde iría e intentó soltar alguna frase lo suficientemente elocuente con la que cautivar a la morena de pelo largo y ojos marrones.
    
    —¿Puedo ayudarte guapa? —le preguntó.
    
    —No gracias, —respondió la mujer sabiendo muy bien cual era su destino.
    
    Pese a que nunca le gustó aquel cuchitril de piso, lo visitó más veces de las que quería recordar.
    
    Al llegar al tercer piso, la puerta estaba entreabierta. Cuando abrió, un chirrido resonó en el rellano, y al cerrarla el crujido resonó con más intensidad. Hassan se aproximó con su sonrisa de oreja a oreja mostrando su reluciente dentadura. Una sonrisa que en ...
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