1. Algunos, con un piropo, abren piernas


    Fecha: 01/01/2025, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... entrada”.
    
    - “No te muevas de ahí que ya voy”.
    
    Clara y Juan son los esposos para quienes trabajo. Me inicié en esta tarea siendo chofer del patrón mientras mis padres, además de caseros, eran cocinera y jardinero. La jubilación de papá, mamá y don Juan fue casi simultánea por lo cual mi responsabilidad de conducir el auto se transformó en algo esporádico y pasé a reemplazar a mis progenitores. Ahora soy casero y jardinero, y ocasionalmente manejo.
    
    - “Tenés mala cara, contame qué te pasa”.
    
    Mi pretensión no era tomarla de paño de lágrimas así que, después de relatar lo sucedido, le pedí la ayuda que necesitaba.
    
    - “Como podrá imaginar no pienso demorar la separación un minuto más de lo imprescindible y por eso la molesto. Quisiera que me oriente sobre algún abogado que nos pueda hacer el trámite de divorcio”.
    
    - “Y pensás que no hay posibilidad de recomponer la relación, dándose ambos un tiempo?”
    
    - “Ni loco aceptaría pasar un lapso en constante zozobra esperando el milagro, pues recomponer un vínculo que no tenga rastros de la fractura solo puede ser algo milagroso. Y a eso hay que agregarle la angustia de ignorar la duración de la espera, sin tener en cuenta la refinada tortura de ver regularmente a la esposa regresar al hogar satisfecha de su contacto con otro”.
    
    - “Por favor, no te vayas, simplemente voy a hacer una llamada telefónica al estudio que atiende desde hace veinte años los temas judiciales de la empresa de mi esposo, y que tranquilamente ...
    ... podés escuchar”.
    
    - “No quisiera molestarla”.
    
    - “Te aseguro que no es molestia. Hola Guillermo, te interrumpo un minuto, necesito que me envíes a alguien que entienda de divorcios indicándome cuándo debo esperarlo”.
    
    - “…”.
    
    - “Sabía que podía contar con vos, muchas gracias”.
    
    - “Señora, no sé cómo agradecerle”
    
    - “Jacinto, escuchá bien lo que te voy a decir. La lealtad de años de tus padres y tuya no tiene precio, lo que estoy haciendo es simplemente un modesto reconocimiento. Te avisaré cuándo debés estar disponible para hablar con el abogado. Ese estudio jurídico ha ganado mucha, pero muchísima plata con nosotros, así que este asunto no tendrá ningún costo para vos. Arriba el ánimo y no vaciles en pedirme lo que necesites”.
    
    Pasado el primer fin de semana desde el anuncio de mierda, vi que era necesario agregar algunas reglas buscando una convivencia aceptablemente tranquila. Ella ya no era la esposa con las responsabilidades hogareñas de antes, ni sujeta a los horarios otrora habituales; por ejemplo su regreso del trabajo se producía a diferentes horas, salidas nocturnas viernes y sábado, descanso más prolongado durante la mañana del domingo, etc. La tarde del último día feriado, después de la siesta la llamé.
    
    - “Elisa, tenemos que hablar”.
    
    - “Te escucho”.
    
    - “Creo que debemos charlar y ponernos de acuerdo sobre algunos puntos para evitar incomodidades o reclamos que nada bueno van a aportar a la actual relación. Hoy, lo único que compartimos es techo; ...
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