Algunos, con un piropo, abren piernas
Fecha: 01/01/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... reconocer eso es lo primero, y sobre esa base movernos. En todo lo demás manda nuestra personal manera de ver, sentir y querer; si respetamos nuestras particularidades seguramente vamos a vivir sin dificultades. Me hago entender?”
- “Aclará un poco”.
- “Quizá lo haga mejor con ejemplos. A ambos nos gusta el café, lo que no implica compartir marca, granulado o sabor; y en ese caso cada uno consume lo que le gusta, en cantidad, horario, etc. Y así en todo, desayuno, almuerzo, cena, descanso, actividades fuera de la casa, y cuanto puedas imaginar. Ninguna obligación nos liga. Acerca de compartir vivienda, quiero que sepas que no es por un lapso indeterminado; tenés dos meses para dejar la casa. Voy a contratar una persona para tareas de limpieza tres veces por semana, luego de diré cuánto debés aportar para eso. Te parece bien o querés modificar algo”.
- “Si se me plantea alguna duda seguramente será más adelante. Cuando suceda pregunto”.
- “Perfecto”.
Un domingo la oí llegar cuando amanecía, imaginándome que la farra había sido de larga duración, y como nada me requería seguí durmiendo hasta las nueve. Después de desayunar, yendo hasta la pieza que uso de pequeño taller, pasé frente al dormitorio que ahora usaba ella y al ver la puerta abierta, cosa rara, me ganó la curiosidad y miré hacia la cama donde estaba dormida, con el corpiño colocado y la sábana hasta la cintura. Haciendo un esfuerzo seguí de largo, pues detenerme a observarla solo incrementaría el ...
... dolor que sentía al saberla de otro.
Como me había comprometido a preparar un asado para mis patrones y sus invitados en el quincho cercano a la pileta, teniendo en cuenta que ya eran las diez, fui nuevamente a la pieza de Elisa a dejarle un papel para que supiera que no almorzaría en casa. Al trasponer la entrada vi lo que nunca hubiera imaginado presenciar en la que, hasta hace poco, era mi mujer. El calor le había hecho correr la sábana mostrándose en bombacha y sostén asomando un pezón, que no estaba solo pues lo acompañaban dos oscuros moretones, cuyo color hacía juego con las ojeras que mostraba su cara y los dedos marcados en las nalgas. Desentonaban con el conjunto dos cosas, los pegotes en el pelo y el olor a alcohol que emanaba del cuerpo transpirado. Tan asqueado como dolido me fui después de dejar el mensaje.
En la comida eran alrededor de veinte, seis matrimonios y sus respectivos hijos con algún amigo. Promediando la comida se acercaron la dueña de casa con otra señora, más joven y ciertamente bella.
- “Jacinto, Lucía está asombrada con el orden y limpieza del sector de la parrilla por lo cual quiere conocerte”.
- “Un gusto Jacinto”
- “Un placer señora”.
- “Ves aquel hombre de bigotes, algo pelado y un poco de panza?”
- “El de camisa cuadriculada?”
- “Exacto, ese es mi marido. Le salen bien las cosas a la parrilla, pero cuando termina nos quedan veinticuatro horas para encontrar lo que usó, limpiar y ordenar. Ahora nosotros estamos terminando ...