1. Algunos, con un piropo, abren piernas


    Fecha: 01/01/2025, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    ... para una mujer con un parto y dedicada a trabajar un día sí y otro también. La hija con un overol de tiras que llegaba a mitad del muslo bastante holgado y una camiseta cuello redondo que no cubría el ombligo.
    
    Después de alabar el buen gusto en el vestir les mostré la casa y estuvimos charlando y tomando algo fresco hasta la llegada de la comida comprada, que caliente, la traía un cadete. Al ver la vivienda Felisa comentó que la que ellas alquilaban era menos de la mitad de la que yo ocupaba. Pasamos un buen momento y al término de la comida les ofrecí mi cama por si ambas deseaban hacer una siesta mientras yo veía un partido. La madre aceptó pues era su costumbre placentera para el único día que tenía, completamente libre, durante la semana, así que le indiqué la habitación cerrando las ventanas para mayor comodidad.
    
    Carla prefirió quedarse conmigo y vino a mi lado, cuando al rato, fui a la cocina para renovar el contenido de los vasos. Apoyado en la mesada le pregunté qué deseaba tomar, y ese fue el momento en que se acercó rodeando mi cuello con sus brazos.
    
    - “Hace tiempo que deseaba agradecerte debidamente el celular que me regalaste”.
    
    Y unió sus labios a los míos, para luego cubrirlos, abrirlos con su lengua y pegarse totalmente, con fuerte presión en la pelvis. La sorpresa inicial fue rápidamente diluida por las sensaciones, el deseo y la prolongada ausencia de un natural desahogo haciendo que mi miembro pasara a ser pija y luego verga, convenientemente ...
    ... frotado por la entrepierna de la niña que se movía en subibaja recorriendo el tronco a través de la ropa.
    
    Mientras mis labios y lengua respondían a los frenéticos estímulos de la dulce criatura, bajé las manos para introducirlas por la holgada cintura y capturar las nalgas, delgadas pero apetitosas, ayudando en el movimiento de frotación. Luego la di vuelta para acariciar la entrepierna por debajo de la bombacha. Al llegar a la divisoria de los labios me recibió un abundante caudal de flujo que distribuí pacientemente desde el clítoris al ano.
    
    Hasta ese momento me había privado de quitarle alguna prenda por la cercana presencia de la madre, pero su primer orgasmo con solo caricias tiró por tierra mis precauciones. La hice desprenderse de pantalón y bombacha, sentarse sobre la mesada y sumergirme a devorar esa hendidura de la cual seguía surgiendo una manantial de jugo delicioso.
    
    Nada me costó hacerla acabar de nuevo. Apenas repuesta de esa nueva tensión y, sabiendo que el día anterior había dejado de menstruar puse sus talones en mis hombros y, mirándola a los ojos empujé para ocupar el canal vaginal.
    
    - “¡Papito querido cómo me entró! Sacala despacito y después entrala de golpe, así mi amor, así fuerte”.
    
    - “Bajá la voz que tu mamá está a unos metros”.
    
    - “No te preocupés, igual se va a enterar, comeme la boca para que me calle, pero seguí como si quisieras traspasarme, llename de leche mi vida”.
    
    Con tres súbitas explosiones quedé acabado, abrazado a ella ...
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