Queriendo olvidar (capítulo dieciocho)
Fecha: 05/01/2025,
Categorías:
Gays
Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos
... tiempo hasta que sentí sus bufidos y sus manos apretando duro, se venía como un animal. Me dejó contentó, cayó sobre mi espalda, me besó muchas veces. Cuando se venía se volvía más tierno de lo que comúnmente era. Sacó su pinga todavía tiesa, de mi ojete dilatado se escapó el semen.
- ¡Qu´date así, mami!, de´cansa un poco que cuando vengan loj socioj, ya velás! -me dijo mientras se ponía el pantalón y salía al portal a esperar a sus amigos que vendrían a jugar dominó. Al rato escuché el ruido de un tractor que se acercaba y los ladridos de los perros. Escuché las voces, los saludos, como se sentaban a la mesa, intercambiaban chistes, bromas- ¡Oye, Pepe, ve adentro y trae unaj ce´vesas!- dijo Luis.
Pepe entró y se quedó como petrificado, se acercó y pasó su mano por mis nalgas, bajó por la raja hasta llegar al culo. Palpó mi ojete recién singado por Luis, se arrodilló y abrió mis nalgas con sus manos para ver mi ojete lleno de leche.
- ¡Coño, pero si lo tienes chorreando leche!
- ¡Si quieres puedes llenarlo de nuevo con tu leche!- le dije.
Pepe al contrario de lo que pensaba, llamó a grito a los demás que entraron entre risas y bromas. Pepe seguía embobado con mi culo que escupía y lamía mientras murmuraba que le gustaba, pero muy rápido ya estaba metiendo su rabo en mi culo. Alguien ya se había plantado delante de mí blandiendo su pinga negra para que se la mamara. Alcé la vista para mirarlo, no lo conocía, tenía bigote, era negro. Me sonrió y con una mano me ...
... acarició la cabeza hasta llegar a la nuca para terminar presionando para que me tragara todo el rabo. A mi lado apareció una tercera pinga, gorda y cabezona. Nos sabía dónde estaría Luis, hasta que aprovechando un respiro pude verlo en un sillón sentado mirando. Estaba desnudo, con la pinga tiesa, las piernas abiertas, fumando su puro. Nos miramos, él se adelantó y me dijo que miraría todo, que ya después me singaría. Volvió a su sillón dejando a sus amigos desahogarse conmigo.
La tanda fue larga, uno de ellos se vino muy rápido pero los otros dos se demoraron una eternidad. Ya había dejado de sentir algo, supuse que por la dilatación de aquellas singadas sin pausa que estaba recibiendo. No iba a protestar, cumplía con lo que le gustaba a Luis, mi macho y con lo que tanto me encantaba a mí. Me sentía agotado, allí quedé en el sofá mirando a mi hombre que me sonreía.
Luis se levantó dejando que los otros se sentaran para mirar, se acercó, me besó mientras me preguntaba si me sentía bien. Con su mano recogió un poco de semen que se había derramado y me la dio para que me la tragara. Aquello provocó exclamaciones en sus amigos. Luis siguió recogiendo la leche que me iba saliendo y me la daba, yo le chupaba los dedos. Sabía que le gustaba mucho. Al rato me abrió las nalgas y empezó a lamer mi culo recién singado, después les dijo “ejto ej lo que vuerve loco a los mariconej” y tenía razón, sentir su lenga, los pelos de su barba y bigote me gustaba mucho, me hacía gemir de ...