Gonzalo (capítulo doce)
Fecha: 15/01/2025,
Categorías:
Gays
Autor: osazo21, Fuente: CuentoRelatos
... vez tú quieres más que te singue ese culo desflecado que tienes?
- Mejor ven, te la mamo…
Se metió entre yo y el espaldar, me puso su pinga delante y me dijo que no me atragantara. Traté de tragarme aquel pingón, pero casi no podía, al rato se incorporó y empezó a singarme por la boca. Me dio una singada tremenda, me hacía tener arqueadas, la baba se me salía de la boca pero no paraba y no paró hasta que se vino en mi garganta. Cuando sacó su pinga, se la lamí, limpiándosela con cariño. Me quitó la venda, la luz casi me cegó, pero lo vi. Era negro, con bigote, gordote y la pinga enorme.
- Me gusta como mamas… habrá que ver cómo singas.
- Bueno, aquí no he singado, me han singado…
- Bueno, si Gonza te tiene aquí es por algo… me dijo que tenías buen culo.
- Me tiene aquí no por mi voluntad… esto no me gusta.
- ¿No te gusta?
- No me gusta esto, estar así amarrado, vendado para que me usen tipos que ni veo…
- Podría comprarte si quieres quedarte conmigo… pero por ahora he venido a cuidarte…
Sonó el teléfono, y casi al rato el timbre de la puerta. Antes de abrir me vendó los ojos.
- Sabes que tengo que hacerlo.
Me quedé quieto en espera del próximo que entró y se montó sobre mí, tenía una pinga pequeña por lo que se le salía a cada instante, por suerte duró la tortura poco. Después cuando se fue el tipo, vino y empezó a liberarme. Ya libre de las ataduras corrí al baño, no podía más, me duché después. Salí a la sala donde estaba aquel ...
... negrón.
- ¿Qué…, ya estás de nuevo en forma?
- Uf, estoy molido…, no puedo más.
- ¡Bueno, no te quejes que muchos maricones llorarían lo que has tenido hoy! - me dijo con descaro. - ¡Mira, ven, acuéstate a mi lado!
Muy a pesar de todo, era un tipo dulce. Lo obedecí, me acosté a su lado y me abrazó. Me desperté cuando escuché la voz de Gonzalo que hablaba con mi guardián, éste le decía que había sido mucho lo de hoy, que si no estaba acostumbrado pues la pasaría mal. Se despidieron y Gonzalo vino a la sala, trató de abrazarme pero lo repelí.
- ¡Mira, mi amor! Esto que ha pasado hoy no influye en nada en lo nuestro… yo te sigo queriendo, me gustas un montón…
- ¡Ajá… ya veo… me tienes como una puta aquí!
- Je, je, je, bueno, mi vida, como una puta no… sino como lo que eres: un maricón… - lo miré con odio, él sonreía. - A ver, a todos nos gustan singar, a unos que los singuen y a otros singar, tú tienes un culito de oro y lo mejor, lo disfrutas… mira que he singa´o a maricones, pero como tú, pocos.
- Pero eso no se hace así…
Se acerco a mí, me abrazó, me besó.
- ¡Verdad, lo siento! Debí haberlo hecho de otra manera, pero temí que no quisieras… además, me dijiste, si mal no recuerdo, que singar de cualquier forma era bueno. Yo quiero lo mejor para ti, quiero que si me vas a pegar los tarros, me los pegues delante de mí… ser yo quien te consiga a los machos…
- Ya, ahora soy yo quien quiere pinga y tú, me complaces trayéndomelas…
- Bueno, mi vida, es ...