El profe (capítulo 4)
Fecha: 23/01/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: Jcasf, Fuente: CuentoRelatos
Ella se sostenía fuertemente de la baranda del balcón mientras que, agachada, soportaba mis embistes. Le había recogido el vestido hasta la espalda para poderla penetrar mejor, sus nalguitas se aplastaban cuando mi cadera presionaba contra ellas para introducir mi verga en todo su esplendor. La vista de la ciudad, sus luces y el frio nocturno se acompañaban muy bien de los gemidos de Fiorella, que levantaba todo lo que podía su traserito para seguir siendo poseída.
Saqué mi humedecido falo de su interior y retrocedí un par de pasos. Ella seguía agachada ofreciéndome su enrojecida cola, su vagina aún abierta goteaba sus jugos, más arriba sus nalgas escondían su pequeño ojete, hacia abajo sus blancas piernas se veían aún más sensuales gracias a los altos zapatos de tacón que vestía. En la calle, mucho más abajo, se escuchaba el sonido de los carros y la gente al pasar. Ella volteó un poco para poder verme, de seguro preguntándose porqué no la seguía montando. Una ráfaga de viento le levantó el cabello y pude verle la cara, estaba sonrosada, con las mejillas encendidas y con un poco de saliva cayéndole de los labios entreabiertos; pero sobre todo tenía los ojos llenos de lujuria y deseo. Cogí mi verga con una mano y con la otra le separé una nalga para volverla a taladrar, pero ¿cómo llegué a este momento? ¿Cómo terminé domando a la formidable Fiorella Bravo?
------------- x ------------
El lunes por la mañana había poco tráfico, por lo que la ruta hacia la universidad ...
... la hice relativamente rápido. Las afueras del centro de estudio ya bullían de actividad, jóvenes iban de aquí hacia allá, muchos en grupo bromeaban mientras compartían tareas o simplemente se entretenían antes de dirigirse a clase. Compré dos cafés con crema, un par de empanadas y caminé sin prisa al salón de docentes, quería charlar con Fiorella, aclararle que lo que había visto en mi bolsa era para que lo usara en otra persona, no en mí mismo.
El salón de docentes era espacioso, y pocas veces solía estar lleno, cada uno tenía su pequeño casillero y un escritorio modular, el mío tenía lo necesario para desarrollar mi trabajo, a mi costado estaba el de Fiorella, que tenía sus detalles, algunos folders y un par de pequeños peluches con cosas de damas, también un diminuto masetero con un cactus al que llamaba “puntitas”.
Pensaba invitarle el café y empanada, charlar un rato y tal vez pedirle unos consejos. Gracias a los últimos eventos me sentía de nuevo vivo, quería cuidarme, hacer ejercicio, divertirme y conocer cosas nuevas. Al margen del desliz con mi exesposa, había tenido un fin de semana espectacular… de pronto llegó un mensaje de texto a mi celular, era de Fiorella, un texto breve:
- «Dirás que ella se te acercó a contarte que yo tenía mi blusa manchada, solo eso»
Me quedé mirando el celular, muy confundido, llevé mis manos al móvil para escribirle una respuesta, pero una voz de catacumba me llamó por mi nombre. Era la decana de la facultad de derecho, que ...