1. El profe (capítulo 4)


    Fecha: 23/01/2025, Categorías: Hetero Autor: Jcasf, Fuente: CuentoRelatos

    ... juntos, tal vez demasiado.
    
    Entonces encajé lo que Fiorella me quiso decir el mensaje de texto de hace unos momentos.
    
    —Me quería decir algo bochornoso, eso es todo.
    
    —y ¿qué cosa era eso que le quería decir?
    
    —Me contó que a la Dra. Bravo se le había manchado su blusa, me pidió que se lo dijera, al parecer a ella le daba vergüenza.
    
    La decana se quedó un momento quieta, como ordenando sus ideas.
    
    —¿Sabe que mantener una relación afectiva con un o una estudiante está prohibido?
    
    —Lo sé, y no tiene por qué preocuparse por ello, además levantar falsas acusaciones o intimidar al personal también afecta sus derechos, lo que encuentro más indignante es que este interrogatorio se esté practicando sin habérseme explicado antes los motivos, sin permitirme defenderme.
    
    La decana sonrió en demasía, era una imagen tétrica.
    
    —Pero Doctor… esto solo es un conversatorio… ¿alguien lo ha acusado de algo? Oh que mal entendido. Por favor diríjase a su clase, no lo interrumpo más —terminó, sonriendo con malicia.
    
    Me levanté y salí de la oficina, le lancé una rápida mirada a Daniela, guiñándole un ojo, esperaba que la bruja no la intimidase demasiado. Cogí mis cosas y me dirigí al salón, dicté mis clases sin mayor problema, cuando ya terminaba la jordana retorné al salón de docentes, y encontré a Fiorella allí sentada, había otros docentes ocupados en sus deberes, así que ingresé en silencio rumbo a mi escritorio.
    
    —Antes de que me digas nada quiero que cojas tus cosas y ...
    ... me esperes en el restaurante de las lágrimas —me dijo casi en susurros, mientras tecleaba en su laptop, pareciendo ocupada.
    
    Me dirigí a mi casillero, tomé mis cosas e hice hora, el café con la empanada que le había dejado en el escritorio seguían intactos. Salí del salón intentando parecer despreocupado, caminé lento, no había visto a Daniela y me apenaba haberla metido en este tipo de problemas.
    
    El restaurante de las lágrimas era un pequeño local donde servían almuerzos a buen precio, no estaba cerca de la universidad, pero la agradable comida a bajo costo valía es esfuerzo de alejarse un poco de más. Con Fiorella lo llamábamos así pues cuando ambos tuvimos problemas coincidimos en el lugar, y por alguna razón confiamos nuestras penas y amarguras al otro, derramando algunas lágrimas en las largas conversaciones.
    
    Llegué allí con mi auto, busqué una mesa distante y la ocupé, pidiendo algo de comer y beber. Esperé por casi media hora, sin poder poner mi mente en orden, pensando en qué otro trabajo podría conseguir, y en las pésimas referencias que daría de mí el haberme metido con mi estudiante. Por fin el sonido de tacones y la aparición en la puerta de Fiorella me aceleró el corazón. Ella saludó con amabilidad al personal de servicio y se acercó a la mesa, dando miradas cautelosas alrededor.
    
    — Pues admito que me equivoqué, no eres gay después de todo —me dijo a modo de saludo.
    
    — ¿Qué pasó con la decana? —le pregunté, sin ocultar mi preocupación.
    
    — Tranquilo, ...
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