1. El profe (capítulo 4)


    Fecha: 23/01/2025, Categorías: Hetero Autor: Jcasf, Fuente: CuentoRelatos

    ... los pechos a los lados, haciendo que se bamboleen.
    
    — Sigue portándote bien chambelán y creo que podrás ordeñar a una vaquita muy pronto.
    
    — Tal vez podamos ordeñarnos mutuamente —le contesté, a lo que ella abrió mucho los ojos. Tal vez me había pasado de la raya. Pero ella no se incomodó, sino que se mordió el labio, imaginando lo que le estaba ofreciendo.
    
    La noche ya estaba avanzada y quedaban pocas parejas en el salón, me pidió que la acompañara al baño, ella entro, la esperé, al salir me sonrió y caminando hacia mí me besó, un beso algo tímido, pero un beso, al fin y al cabo, la tomé del brazo y retornamos a nuestra mesa.
    
    Continuamos con nuestros juegos, yo moría por darle una buena probada a sus tetas, y ella ya parecía dispuesta a permitirme poseerla, así que saqué el móvil con la finalidad de llamar el carro para que nos lleve de vuelta a su casa o a la mía, pero ella me tomó del brazo.
    
    — No podemos ir a mi casa…
    
    — Entonces vamos a mi departamento ¿qué dices?
    
    — No… es muy pronto para ir a tu casa.
    
    — ¿Entonces qué haremos princesa?
    
    — Te tengo una sorpresa —dijo poniéndose muy roja mientras intentaba sonreír.
    
    Me llevó de la mano fuera del salón, luego, por otra puerta volvimos a ingresar al hotel.
    
    — Tengo una reserva para esta noche —le dijo al recepcionista, dándole sus datos.
    
    — Claro, habitación especial, quinto piso, número quinientos tres —le contestó el trabajador, dándome una tarjeta mientras me guiñaba el ojo y me señalaba el ...
    ... ascensor.
    
    La tomé de la cintura e ingresamos al ascensor, cuando la puerta se cerró me abalancé hacia ella, le besé el cuello y manoseé sus nalgas, ella me abrazó y levantó la carita buscando mi boca. Nos besamos con pasión, ella tocaba con urgencia mi cuerpo, sintiéndome por encima de la ropa. Yo le levanté la falda suelta que vestía y toqué sus glúteos, tenía una tanga con encaje, muy seductora tanto a la vista como al tacto. Su culito estaba helado, era redondito y con las nalgas un poco separadas; una belleza. Todo era frenético, bajé mi cara y la hundí en sus tetas, bastas, redondas, infladas por la lactancia, con su blanca piel que dejaba traslucir venitas por la presión que debían soportar. Le tiré un poco del cuello del vestido y saltó libre uno de sus pechos, los pezones rozados estaban erectos, lo rodeé con la boca y sorbí gustoso, brotando un chorro de leche caliente. Ella gimió de manera muy sonora, le di un pequeño mordisco extasiado, entonces sonó una campanita y se abrió el ascensor.
    
    Agitados la tomé de la mano y empezamos a recorrer velozmente el pasillo, que estaba desierto. La tercera puerta era la indicada, volteé a mirarla y ella seguía sonrosada, con la boca entreabierta y un seno al aire, se me abalanzó y me besó nuevamente, yo introduje mi lengua en su boca, aún con el sabor de sus senos, mientras le acariciaba la espalda. Tanteé en mi bolsillo hasta que cogí la tarjeta y la puse sobre el lector de la puerta, esta se abrió, permitiéndonos tener más ...
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