El profe (capítulo 4)
Fecha: 23/01/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: Jcasf, Fuente: CuentoRelatos
... intimidad.
El cuarto era muy amplio, con una gran cama tamaño King, una mampara de acceso a un balcón, una mini sala y lo mejor, un sillón tántrico. Ella ya había planeado tener una noche de pasión, y yo estaba totalmente dispuesto a cumplir sus fantasías.
Le di la vuelta y la empujé hacia la pared, ella obediente se quedó quieta dándome la espalda, con las manos en la pared, expectante. Le recogí el cabello, soplándole en la oreja y lamiendo su cuello, adelanté mis manos y liberé su otra ubre, las tomé en mis manos, que no llegaban a abarcar sus redondeces, pues eran pesadas, imponentes; me deleité estrujándolas un poco, sintiendo humedecerse mis manos por la leche que se le escapaba. Mientras tanto lamía su cuello, bajé a su espalda y le empecé a bajar el cierre del vestido, pero me detuve, se le veía tan perfecta así, por lo que decidí dejarla como una princesa. Le fui dando besos sobre la tela, solté sus tetas y me puse de cuclillas, levantándole la falta para verle el culito, que con su tanga con encajes y sus nalgas separadas me dejó sin aire. Le di un sonoro beso en un glúteo, luego un leve mordisco en el otro, le quebré un poco la cintura y lamí sobre la tela su vulva y culito. Ella respiraba agitada, con pequeños gemidos. Con cuidado le hice a un lado la tela y le metí la lengua en la vagina. Ella estaba muy húmeda; al sentir mis caricias se agacho un poco más para permitirme explorar a mi gusto.
Jugué con ella, bajé con mis caricias y roces hasta sus ...
... muslos, solo para volver a subir y lamerle hasta el alma. Ella arañaba la pared, suspirando y gimiendo con libertad. Me paré y abrí mi bragueta, momento en el que ella frenó su respiración. Hice a un lado mi ropa interior y saqué mi verga, con huevos y todo.
— Ábrete el culito —le dije.
Ella apoyó la cabeza en la pared y con ambas manos se separó los cachetes, todo ello sin sacarse la ropa interior. Yo acerqué mi poronga y se la froté por las nalgas, le rocé la cabeza por ambos muslos, y finalmente coloqué la cabeza en la entrada de su vagina. Ella permanecía muy quieta, casi inmóvil.
— ¿quieres que te la meta?
— Si quiero, métela por favor —me contestó con la voz entrecortada.
Le introduje lentamente la verga, haciéndole sentir cada trozo de mi masculinidad, cuando entró en su totalidad me paré por completo y la dejé a ella de puntitas, intentando mantener el equilibrio mientras la llenaba con mi nabo. Seguía separando con sus manos su culito, así que le tomé ambas manos y empecé un agradable mete y saca. Ella era como una muñequita, se dejaba hacer, aguantaba bien mis embistes, sus pechos se apretaban contra la pared cuando la fuerza era excesiva, pero sus gemidos me invitaban a continuar.
— ¡Que rico! —me dijo, entre jadeos.
Ese comentario me animó a hacer una locura. Sin dejar el ritmo del mete y saca la empecé a hacer caminar, dándole su bombeada a cada paso que daba, llegamos a la mampara de vidrio y la apreté contra el cristal, abriendo la puerta. El ...