Los cuernos eran chicos, pero parecían enormes
Fecha: 27/01/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... engaño, entonces hay que cambiar todo, vestimenta, arreglo, costumbres, peinado, adornos, etc.”.
—“Pero es una locura”.
—“Probablemente es así, locura es también la que yo paso imaginándote prendida a la pija del mentiroso malparido, además de soportar la mirada compadecida de quienes me aprecian y complacida de algunos que me odian. Pensá otra solución, si es viable la acepto”.
—“Y qué pasaría si no acepto”.
—“Incrementarías enormemente mi actual dolor”.
—“Pero por qué?”
—“Mi idea de futuro no incluye cuernos así que irremisiblemente te perdería, pues en menos que canta un gallo estarías fuera de esta casa, siempre y cuando no optara por retorcerte el pescuezo como a una gallina”.
Sus lágrimas, deslizándose por las mejillas, me respondieron, cuando sin esbozar una palabra partió a su pieza.
Una semana después hablé con una amiga que trabajaba en la misma empresa. Reunidos en un café le conté sin tapujos lo que estaba viviendo y de forma directa le pedí que averiguara sobre qué opinaban de Rebeca en el trabajo. En principio me interesaba el parecer de los incluidos en la lista, pero también quería ampliar el espectro para tener alguna idea de cuánto había corrido el rumor. Una manera de iniciar los interrogatorios de forma velada era comenzar con «Te enteraste de...?» o, «Será verdad lo que escuche. . .?»
En dos días el resultado me permitía afirmar que, salvo excepciones, todos estaban al tanto y en algunos casos no la bajaban de puta. Eso me ...
... afirmó en la convicción de que el camino elegido para salir de esta situación de mierda era el adecuado. A mi señora le esperaba sangre, sudor y lágrimas, y no iba a permitir el mínimo desvío.
Unos veinte días después me dio la noticia que esperaba.
—“Creo que estoy ovulando”.
—“Perfecto, buscá el lubricante y esperame en el comedor, sin bombacha y con la vagina humedecida”.
Busqué la portátil, me senté al lado de ella, entré a una página pornográfica haciendo correr el video apropiado y saqué el miembro comenzando la masturbación. Al percibir que se aproximaba el momento de la eyaculación la hice ponerse de espaldas sobre la mesa, con la mitad de las nalgas sobresaliendo del borde y tomándose los muslos llevar las rodillas a los hombros.
Estando ella en posición me acerqué, incrementando el movimiento de la mano, para ubicar el glande en la entrada vaginal y presionar hasta mi pelvis llegó cerca de los glúteos pero sin tocarlos. Dos cortos movimientos de metisaca fueron suficientes para descargar el semen que llevaba acumulado.
—“Lista la tarea, podés bajar las piernas pero seguirás acostada los próximos cinco minutos. Mañana y pasado repetiremos el procedimiento”.
Por supuesto seguí el conocido dicho «Todas las personas son buenas, pero cuando se las controla, son mejores». Cada vez que ella salía, o la controlaba personalmente, o por intermedio de una empresa de seguridad, que debía informarme de cualquier desvío en tiempo real. Así es como una noche me ...