La dulce Julia, buena esposa y madre (II)
Fecha: 31/10/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Gab, Fuente: CuentoRelatos
De aquel evento organizado por la empresa, me llevé dos cosas.
Por un lado, la sensación agridulce de saber que Julia sentía algo por mí, pero que no estaba dispuesta a continuar, aunque fuese en secreto, una relación conmigo. Ni siquiera a vernos una vez más.
Por otro lado, el descubrimiento de que merecía la pena conocer más a Cindy, la asistente del director financiero en Londres.
No era la más lista de la clase, e inicialmente me aburrió hablar con ella. Pero más tarde, después de mi breve conversación con Julia, me volví a encontrar con ella. Estaba fuera de duda de que era un cañón de mujer, pero aparte me acabó haciendo reír. La simplicidad de sus conversaciones, la despreocupación sobre las cosas, la sencillez con que afrontaba la vida, me sentí cómodo.
Cindy era muy diferente a Julia. A parte de lo obvio, que era inglesa, tenía 27 años, media algo más de 1.70 cm, tenía el pelo rubio y ondulado, melena bien cuidada que le llegaba hasta casi la mitad de la espalda. Le gustaba vestir atrevida. Estaba claro que pasaba bastante tiempo en el gimnasio, tetas de tamaño normal, buen culo y piernas largas. Tenía los ojos verdes, bonita nariz puntiaguda, labios amplios y carnosos, y piel de tono rosado.
Empezamos a quedar, a escondidas, ya que yo no quería que se supiese en la oficina. No estábamos saliendo, simplemente éramos dos personas que se caían bien, probando cosas. Yo tenía 6 años más que ella, por lo que mis gustos eran algo diferentes. A ella le ...
... encantaba salir a clubs, beber, trasnochar. Era algo alocada y muy suelta. Yo por el otro lado, desde que empecé a salir con Lilly, dejé de interesarme por hacer tanta vida nocturna. Al final nuestro contacto se quedó en quedar a follar. Y no me podía quejar.
Cindy hacía unas mamadas de escándalo. Esa boca había recorrido mucha carretera. Yo, por otro lado, la abrí a un nuevo mundo. Un viernes noche, estando yo ya dormido, me llamó, con alguna copa de más, quería verme y que conociese a sus amigas. Era como una niña, infantil y se reía demasiado. Me molestó que me despertase, por lo que le dije que no, y que si quería que viniese a mi casa. Para mi sorpresa, lo hizo. La traté como una mierda, me la follé sin ninguna delicadeza, y como venganza final por joderme el sueño, la puse a 4 patas y me la follé por el culo. Era virgen por ahí, pero entre las copas, y las aparentes ganas que tenía de verme, la cosa no fue tan mal. De hecho, follármela por el culo fue una delicia. Tenía un culo duro de gimnasio, piernas fuertes, y una melena muy bonita que daba una preciosa imagen de ella ahí a 4 patas delante de mí. Estaba tan relajada y con tantas ganas, que pude follármela a buen ritmo. A ella, aunque al principio se quejó del dolor, le acabó gustando y acabó gimiendo como una loca hasta que no pude aguantar más, y me corrí placenteramente en su culo. Una sorpresa que fuese todo tan bien en la primera vez. Supongo que algunas han nacido para esto.
Cuanto peor las tratas, más se ...