1. La dulce Julia, buena esposa y madre (II)


    Fecha: 31/10/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Gab, Fuente: CuentoRelatos

    ... evento cuando me puse a hablar con otras.
    
    Estaba ya en las máquinas, cuando vi llegar a Cindy, con una tremenda sonrisa. Le hizo mucha ilusión que fuese a entrenar con ella. Era una chica que afrontaba la vida de forma sencilla, y estos pequeños gestos le gustaban.
    
    Pero por supuesto, tenía que ser la atracción. Aquí se acababa cualquier elemento de discreción que quisiese tener. Leggins de gimnasio color negro ajustados que dejaban poco a la imaginación, con un top deportivo de color blanco. La verdad que estaba muy buena, y era muy guapa. Me pregunto por qué se había pillado por mí. Yo estoy muy bien y en forma, pero soy 6 años mayor y me interesan cosas diametralmente opuestas a lo que le interesa a ella.
    
    Estuvimos trabajando en las máquinas un rato, mientras observaba alrededor. No veía a Julia. Le dije a Cindy que quería ir a dar una vuelta para conocer el gimnasio, mientras ella se podía quedar en las máquinas.
    
    Paseé por distintas áreas, hasta que llegué a la zona con máquinas de correr. Y de repente la vi. Estaba de espaldas a mí, en la cinta a unos 15 metros. Llevaba unos pantalones negros de deporte cortos, que dejaban a la vista sus muslos. Llevaba una camiseta rosa de deporte. La forma de vestir era lo contrario a Cindy. Julia era más sencilla y discreta. Se notaba que estaba en forma, tal y cómo la recordaba. Se me vinieron a la mente imágenes de su cuerpo desnudo, de sus tetas balanceándose debajo de mí, de mi pelvis chocando contra su culo, de mis ...
    ... labios besando los suyos. Me puse nervioso. Julia tenía el extraño don de dejarme indefenso. Era la única mujer que en los últimos años me había dejado embobado, y esto me atraía, a la vez que me asustaba.
    
    Me quedé unos minutos mirándola. Vi cómo su cinta empezó a bajar el ritmo. Parece que iba a dejar de correr en breve. Lo que todos hacemos al dejar de correr es ir a llenar la botella de agua, así que localicé donde estaba la fuente, fui allí e hice como si fuese a llenar mi botella.
    
    Esperé. Tardó unos minutos más en bajarse de la cinta. Cuando vi que se daba la vuelta para venir a la fuente, me puse de espaldas a ella, para fingir como si no la hubiese visto. Apareció a mi lado, giré la cabeza y me quedé mirándola, fingiendo sorpresa.
    
    La verdad, no me costó poner cara de asombro. Ver su preciosa cara de cerca me dejó sin palabras, un escalofrío me recorrió el pecho. Ella giró su cara, y vi la misma reacción. Hasta me pareció ver que se le mojaban los ojos. Julia no utilizaba casi maquillaje, su belleza era natural. Tenía la cara sudorosa de correr.
    
    Ninguno de los dos alcanzó a decir nada durante unos segundos. Pero yo fui el primero que habló, ya que estaba algo más preparado que ella para la sorpresa:
    
    Julia, qué haces aquí?
    
    Qué haces tú aquí?
    
    Ese ligero acento canario nunca me dejará indiferente. Cómo lo había echado de menos.
    
    He venido a entrenar. Sueles venir a este gimnasio?
    
    Pues sí, domingos por la mañana y miércoles tarde. Tú vives lejos, por ...
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