Libertinaje en la alta sociedad
Fecha: 10/02/2025,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Patricia377, Fuente: CuentoRelatos
... banco y se levantó el vestido. Elizabeth lo besa por todas partes, frenéticamente, estaba como poseída. La chica no llevaba bragas, abrió las piernas y desafió a Elizabeth:
"Tómatelo con calma, haz que el momento dure bastante".
Sabrina agarra su bolso y toma un paquete de cigarrillos. Enciende uno, bebe uno sorbo de champán y echa la cabeza hacia atrás con un suspiro. Ella guía a Elizabeth, que queda atrapada entre sus piernas, lame, alterna, acaricia, acelera, frena, la penetra con un dedo. Está con los ojos entrecerrados, concentrados. Me paro detrás de Sabrina y le beso el cuello. Gimió.
El hombre que había entrado con otra mujer me llama.
"¿Le gusta mi esposa, señor?"
"Eh... si por supuesto"
Realmente era una mujer hermosa, sí: tinte berenjena, falda y bustier, muy delgada, pechos pequeños sostenidos por lencería. En ese momento parecía haber entrado en un trance orgásmico, reemplazó la mano de su esposo por la suya y se frotaba violentamente el sexo para obligarse a correrse. Elizabeth que había presenciado la escena me susurra al oído:
"Es muy hermosa, tú deberías acompañarlos" Una vez dicho esto Elizabeth se sumerge de nuevo en su trabajo, arrancando de la boca de Sabrina un gemido ronco y sordo.
Me levanto y voy hacia la mujer. La beso con ternura y sus ojos confirman la sugerencia de mi esposa.
"Ella es Cecile" dice su marido que había entrado con ella.
"Hola Cecilia, ¿cómo estás? Mi nombre es Ralph"
Cécile no responde. El hombre ...
... me invita a quedarme con ellos. El espectáculo es surrealista y provoca una erección de mi parte.
"Tranquilo Ralph. Me llamo Kovalchuk." Me estira la mano para saludarme. "¿Vives en Winnipeg?, tienes acento francés..."
"Vivimos en Montreal" y le señalo a mi esposa.
Gente de la alta sociedad inmersa en la lujuria. El hombre me hace un movimiento con la cabeza para que me ocupe de su mujer. Obedezco, me acerco a Cécile, paso mi pulgar por su labio, ella abre la boca pero no sus ojos. Ella espera que su esposo o yo la follemos según nuestros dictámenes. Su marido, con un movimiento de la mano, me invita a sumergir mi pene en ella. Cecilia parece concentrada.
"¡Ven a follarla, ella solo está esperando esto!... Toma su culo, su coño o su boca... haz lo que quieras".
Crudas palabras que contrastan con el fino estilo de este acomodado buen caballero. Me preparo y me sumerjo en ella. Cécile no reacciona, está empapada, completamente dilatada. ¡Notoriamente la joven evacuó demasiado jugo de amor! Un poco de ida y vuelta y empiezo a sentir su placer. Ofendido por su falta de reacción la empiezo a follar más frenéticamente, pero su marido me llama al orden, así ella no puede chupárselo bien, sacudida en todas direcciones por mis embestidas.
"¡Date la vuelta, perra, él te la va a meter por el culo!"
Nadie me pide mi opinión. Cumplo. Ella se pone a cuatro patas, sin soltar a su hombre, se la chupa, ahora con una verdadera furia. Él está cada vez más excitado al verme ...