1. El proctólogo


    Fecha: 31/10/2018, Categorías: Transexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... abrían automáticamente las puertas acristaladas del hotel dejando entrar la humedad exterior.
    
    – Gracias, Doctor Sigüenza –saludó al pasar
    
    – Hasta luego –acertó a decir el Doctor Sigüenza mientras ella se ajustaba la gabardina.
    
    El mentecato que ejercía de representante se quedó pasmado, boquiabierto.
    
    – Doctor Sigüenza, menudo sinvergüenza, ¿conocía a esa chica?
    
    – Hemos compartido el taxi que nos ha traído hasta aquí… solo eso –respondió Eulogio
    
    Durante la tarde, mientras en el salón de congresos se sucedían las ponencias, en el exterior la tormenta fue cediendo paso a un cielo azul, claro y despejado. Cuando los congresistas abandonaron el "Mari Bárbola de Borbón" después de la cena, cientos de millones de estrellas tachonaban el manto negro del cielo. Eulogio decidió aprovechar para dar un agradable paseo hasta el hotel. Se deshizo como pudo de la untuosa presencia del representante farmacéutico que le habían asignado, se acercó a la Diagonal y caminó, disfrutando de la noche y del clima hasta llegar a la Rambla de Catalunya, allí, se acercó a ver la estatua e inició el descenso.
    
    La Rambla de Catalunya, a diferencia de las Ramblas, es un paseo urbano que por la noche suele carecer de cualquier tipo de animación. Sin embargo, observó extrañado, una fila casi inmóvil de coches ascendía por un lateral, mientras otra, igualmente inmóvil, descendía por el otro con la lentitud de las coladas de lava en un volcán de tipo hawaiano. Prestó más atención y vio que ...
    ... en las aceras, una fila de mujeres invitaba a detenerse a los vehículos con aspavientos, lúbricos ademanes y gestos lascivos. Eulogio decidió ponerse las gafas recién graduadas para poder apreciar mejor los detalles del espectáculo que se ofrecía a sus ojos.
    
    El Doctor Sigüenza se quedó fijo como una estatua de sal en el desierto paseo central, comprobando que lo que había creído mujeres eran en realidad travestís. "Travestís espectacularmente dotados, todo hay que decirlo", pensó. En su interior se desató una dramática lucha interior entre seguir los dictados de sus instintos o resistir cristianamente a las tentaciones del demonio. Por fin, su espíritu científico salió en ayuda de sus bajas pasiones y se justificó a sí mismo diciéndose que iba a estudiar el fenómeno más de cerca. Salió de su inmovilidad deshaciendo el nutrido grupo de turistas japoneses que había formado un círculo a su alrededor y disparaba metódicamente los flashes de sus cámaras creyéndole una de tantas esculturas vivientes como pueblan nuestros paseos. Cruzó entre los coches sin prestar atención al peligro mortal que constituían los conductores dopados por sus propias hormonas y se dispuso a descender por una de las aceras laterales. Las chicas, con sus zapatos de tacón eran más altas que él y cuando pasaba por su lado se le insinuaban abriendo los abrigos y mostrándoles sus encantos.
    
    – ¿Doctor Sigüenza…? –escuchó como le reclamaba una voz que le resultó extrañamente familiar.
    
    Levantó la cabeza e ...
«1...345...9»