Navidades Calientes 2
Fecha: 28/02/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: tinieblas, Fuente: RelatosEróticos
... en la “cama”. No nos fuimos a nuestras habitaciones, sino que nos quedamos todos en el salón para darnos calor, ya que las temperaturas caían. Había sido un día entre aburrido y especial. Nos unimos mucho. Nos unimos como una familia no podría haberse unido nunca. De una desgracia se sacaba toda una experiencia. Los niños la recordarían con cariño, los mayores hablaríamos de ella con gracia, y los ancianos se sentirían rejuvenecidos.
Unidos en una noche oscura y fría...
—Voy a encender un poco la calefacción. —dijo Tommy. Se marchó, y al volver se tumbó a mi izquierda. Momentos después Jack se tumbó a mi derecha.
—Hola, cuñada. —me sonrió.
Negué con la cabeza, como si quisiera que se fuera. Por cortesía le dije:
—Hola, cuñado. —me iba a hacer la dormida cuando me dijo:
—No has podido ducharte, ¿a que no? No me gusta pasar un día sin ducharme. —me decía exhalando su alcohólico aliento en mi cara.
—Ni sin beber, por lo que veo.
—Ni sin pensar en ti. —me dijo en un susurro. Su mujer y sus hijos ya se habían dormido. Tommy daba pequeños cabezazos en un límite entre el sueño y la realidad. Al final su cabeza sucumbió hacia atrás, quedándose sopa. Entre el calor de la chimenea, nosotros juntos y un poquito la estufa se estaba en una temperatura agradable. Pero si con todo ese esfuerzo apenas sentíamos calor, afuera debía de ser un frío realmente intenso.
Jack se acercó más a mí. Nuestros brazos se rozaban. Apoyó su cabeza en mi hombro y me dijo:
—No ...
... me hace falta moverme mucho para darte placer.
Extendiendo su mano derecha acarició mis senos. Cerré los ojos, dejando a mis sentidos aflorar. Mis piernas se alargaron enfrente de mí, chocando con las de alguien a quien no vi hasta que las luces que nos iluminaban parpadearon. Su cara se dibujó en azul. Era mi suegra. Sonreí. Entonces Jack besó mi cuello y siguió bajando la mano. Giré mi cara, negándole. No, no le negaba su mano, le negaba su beso. Nos podrían ver. Pero no debajo de la manta. Abrí bien mis piernas y dejé que su dedo atravesase mis bragas, empapadas.
Posó su cabeza en mi hombro, como si estuviera dormido, y entonces su dedo encontró mi clítoris. Lo tenía entero humedecido. Intentó juguetear con él, pero estaba tan húmedo que se le escapaba con facilidad. Por ello es que cada vez que se le escurría sentía un subidón y deseaba que volviera a encontrarlo.
Finalmente halló la forma de que no se le escapase. Empezó con movimientos ligeros circulares, consiguiendo que mis piernas se revolvieran. Su suegra hizo un par de gestos en sueños, como si sintiera una molestia. Siente las piernas de tu nuera siendo masturbada por tu hijo.
De pronto, un sobresalto. La cabeza de Tommy cayó sobre mi otro hombro. Contuve el aliento. Jack seguía masturbándome con ganas. Con cada sacudida, contraía mi vagina. En ese preciso instante me habría encantado que me penetrase. Y, como leyendo mi mente, alargó su otra mano para meterla en mi vagina. Cerré los ojos con fuerza un ...