Navidades Calientes 2
Fecha: 28/02/2025,
Categorías:
Infidelidad
Autor: tinieblas, Fuente: RelatosEróticos
... segundo. Pero sólo uno, pues estaba alerta vigilando que no se despertase. Una cosa era hacerlo en el marco de la puerta, y otra delante de todos.
La adrenalina se disparaba a cada segundo que transcurría. Segundos que me acercaban al orgasmo. Jack introdujo sus dedos índice y corazón todo lo que le alcanzaron y los removió con ansias. Me mordí la lengua y contuve el aire mientras sentía al orgasmo llegar. Mi mano instintivamente alcanzó su polla, ya erecta, y la apretó mientras me corría.
Solté el aire guardado y respiré lo más lento que pude en una respiración rápida y entrecortada. Él aprovechó aquella pausa para sacársela del pantalón. El fuego crispó, la estufa seguía calentando, la gente roncaba y se aplastaba la una con la otra. Se me hizo difícil de creer que pudieran dormir, a pesar del frío.
Masturbé su polla con giros sutiles en espiral. Estaba entera lubricada, por lo que a veces se me resbalaba.
—Le di un pequeño agua. —me dijo. —Para que me la pudieras chupar con facilidad.
—¿Eh? —pregunté aturdida. No tenía intención de chupársela, pero cuando me lo pidió salivé. No, no me espanté, sino que salivé como una boba. Aparté un poco la manta y me tumbé sobre su regazo, masturbando con cuidado y acercándome el glande a los labios. Le di varios besitos tiernos para luego metérmelo en la boca, donde le di varios toques con la lengua.
Lo succioné y seguí dándole lametones. Él se echó hacia delante para poder acercarse mejor a mi clítoris, al cual ...
... siguió masturbando mientras yo se la comía. Aquella vez no se reprimió. Besó mi cuello con ternura y sutileza, para si alguien abría los ojos que confundiera la situación. Me besó sin hacer ruido, dejándome su saliva por el cuello. Pero dejó de masturbar mi clítoris. Me sentí vacía. Aquella vez lo que hizo fue... meterme un dedo por el ano.
Contraje mis glúteos, aferrándome a su dedo. Moví mi cadera, con la mala suerte de chocar contra mi marido, cuyo cuerpo cayó sobre el mío. Sus brazos me rodearon instintivamente, mientras su hermano seguía masturbando mi culo. Masturbé mi clítoris al tiempo que seguí chupando su polla. Apreté sus huevos con la única mano libre y eyaculó en mi garganta, tragándomelo sin remedio. Incrementó la velocidad del dedo, aumentando la intensidad de mi orgasmo.
Paramos. Nos separamos con cuidado. Tuve que tragar el resto de su semen por no escupirlo allí mismo. Él se llevó el dedo a la boca y lo lamió:
—Mañana pienso comerte el culo.
—¿Por qué hacerlo mañana pudiéndolo hacer ahora? —le pregunté, pícara. Me levanté poco a poco sin hacer ruido y sin estorbar y me fui hasta la cocina, donde me agaché detrás de una encimera, poniéndome a cuatro. Él se acercó a los dos minutos, agachándose detrás de mí, aproximando su lengua hasta mi trasero. Atacó con su boca como una fiera, deslizando sus labios por mis glúteos, lamiendo con su lengua mi piel. Metió la puntita de la lengua en mi ano, dilatándolo. Lo tensé, como si quisiera aferrarme a aquel ...