1. Situaciones morbosas


    Fecha: 09/03/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos

    ... Teresa tomo el mando de operaciones y comenzó con sus bromas provocando las risas de todos. Con el paso de la cena el alcohol comenzó a subir muy por encima de los niveles de la prudencia y a diluir las vergüenzas. Los 6 compañeros de mi empresa fuimos invitados a unirnos a la mesa de las administrativas intercambiando bromas. Copas, risas, miradas. Antes de salir todos juntos a un conocido bar de moda de la noche sevillana.
    
    Con la música alta, Marisa, que para entonces había bebido mucho más de la cuenta, hablaba a gritos. Bailamos, nos rozamos y reímos. Teresa se dio cuenta de nuestro acercamiento y no le pasó desapercibido:
    
    -Muy juntos estáis vosotros dos...
    
    -Sí yo te contara, Teresa... -Marisa había perdido cualquier indicio de prudencia.
    
    Teresa la miró con media sonrisa y su compañera le guiñó un ojo. Me agarró del brazo y junto a la otra mujer formó un pequeño corro:
    
    -Tere, ¿sabes que este verano este tío y yo coincidimos en una playa nudista? -Teresa nos miró y rió a carcajadas.
    
    Marisa asintió con la cabeza de manera exagerada antes de soltar una bomba:
    
    -Y tiene un pedazo de rabo...
    
    Teresa me miró con cara morbosa y Marisa terminó de rematar su confesión:
    
    -Sí no hubiese estado con mi marido se lo hubiese comido allí, delante de su mujer y todo...
    
    En ese momento tuve una sensación a medio camino entre el orgullo y la vergüenza:
    
    -Así que además de estar muy bueno calzas bien... interesante... muy interesante... -Teress con su habitual ...
    ... ambigüedad nunca dejaba claro qué decía en broma y qué en serio.
    
    Marisa me miró fijamente y me dedicó un gesto "obsceno". Se llevó el puño a su boca de manera repetida mientras hacía pasar su lengua por el interior de su moflete simulando una mamada. Solo pude mirarlas y sonreír. Me sentía superado por la situación:
    
    -¿Qué tomáis? -Invitarlas a una ronda fue la única forma que se me ocurrió para salir del atolladero.
    
    Volvimos a bailar y a reír. Alternamos con más gente. Mis compañeros, las suyas. Chistes, bromas y Teresa con su desenfado habitual haciendo gracias con todo el mundo. Poco a poco fue pasando el tiempo y se fueron yendo muchos de los asistentes. Sobre las 4 de la madrugada nos empezaron a echar del bar. Las últimas administrativas fueron ubicándose en un par de taxis para volver a sus respectivas casas. Yo había bajado en mi coche. Mi oportunidad llegó cuando Teresa (supongo que previamente pactado) me comentó si no me importaba llevar a Marisa a su casa ya que caía en un ruta opuesta a la del resto de administrativas. Por supuesto, yo estaba encantado.
    
    Nos dirigimos andando hasta el parking donde estaba mi coche. Por el camino no dejábamos de reír recordando distintos momentos de la noche. Un par de veces la mujer se agarró a mí para no caer después de soltar una carcajada. Pagué y nos metimos en mi coche. No pude aguantar más y se lo solté:
    
    -Así que me hubieses comido la polla.
    
    Ella me miró torciendo la cabeza y media sonrisa:
    
    -¿No te gustaron ...