1. Situaciones morbosas


    Fecha: 09/03/2025, Categorías: Infidelidad Autor: Hansberville, Fuente: CuentoRelatos

    ... deteniéndome. Ella misma se rompió las medias a la altura de la entrepierna y retirándose el tanga a un lado me dejó ver una mata de vello negro que se abría justo a la mitad donde asomaban unos rosados labios interiores. Se frotó la cabeza de mi polla entre sus babosos labios antes de dejarse caer y empalmarse ella sola. Un grito casi animal en el momento de sentir como mi polla le llegaba hasta lo más profundo de su vagina:
    
    -Aaaaggg, dios, me llega hasta el fondo joder.
    
    Se lanzó a comerme la boca y comenzó a botar lentamente sobre mi polla. Sintiendo como mi rabo la ocupaba entera. Yo sentía sus pelos rozar sobre mi pubis. El calor de su coño era tremendo y se abrazaba al tronco de mi polla de manera excitante. Poco a poco la administrativa aumentó el ritmo de la cabalgada entre gemidos y suspiros de ambos. Yo le agarraba las nalgas y se las apretaba hasta que le anuncie que me iba a correr:
    
    -No te salgas. Córrete dentro que no hay peligro.
    
    Dicho esto, el aumento del ritmo y el morbo de la situación me llevaron a un espectacular orgasmo que ella acompañó haciéndose un dedo al ...
    ... tiempo que se empalada con mi polla. Varios chorros de leche caliente inundaron su coño. Ella se corrió sobre mí rabo y una mezcla de fluidos de ambos comenzó a resbalar desde su coño con los últimos puntazos. Sentí como se manchaban mis muslos e incluso la tapicería del asiento. Marisa cayó rendida sobre mí y durante unos minutos permanecimos agarrados, en silencio, disfrutando del polvazo que acabábamos de echar.
    
    Media hora después, y tras limpiarnos un poco con unas toallitas que ella llevaba en el bolso nos dispusimos a irnos. Unos 20 minutos después me estaba despidiendo de Marisa aparcado bajo el edificio donde vivía. Antes de salir me dio un pico y quedamos en vernos en el trabajo. Volví a mi casa con una sensación muy extraña. Por un lado la satisfacción que deja haber echado un polvazo y por otro la sensación de culpabilidad de haber engañado a mi mujer. Por supuesto no le diría nada. Esto había sido una cana al aire que no se volvería a repetir. Por fin me metí en la cama junto a mi mujer. El sonido del móvil al recibir un WhatsApp hizo que abriese los ojos de nuevo. Era de Marisa... 
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