Mi odiosa madrastra, capítulo 7
Fecha: 11/03/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos
... ocupar el lugar de sumiso en una relación con una hembra como Nadia.
Me acaricié la verga. Como era de esperar, ya estaba hinchada. Pensé en la posición en la que me encontraba. ¿Cuántos hombres como yo darían lo que fuera por estar en mi lugar? Mis amigos, sobre todo Edu y Toni, se reían de mí cuando les contaba sobre lo que sucedía con mi madrastra. Y si les contaba lo de los últimos días, me tratarían de demente.
Pero por otra parte, el hecho de que se trataba de mí era justamente el motivo por el que estaba pasando por esas bizarras situaciones. Y es que dudaba de que Nadia le pidiera a cualquier otro lo que me pedía a mí. Y mucho más improbable me parecía que otro hombre tolerara las cosas que yo toleraba.
Sí, eso era. Ella confiaba en mí, tal como lo había dicho incansables veces. Sabía que nunca intentaría nada con ella, pues era la mujer de papá. Sabía que yo entendía que si me pedía que la toque, o que le saque fotos desnuda, era una cuestión puramente laboral, o como mucho, artística. Cualquier otro en mi lugar, se hubiera pasado de listo apenas la viera andando por la casa en tanga. Pero yo, salvo haber manifestado alguna incomodidad sobre el asunto, me había comportado con normalidad. Al igual que cuando la ayudé a broncearse… Bueno, en realidad en esa ocasión había tenido una leve erección. Pero como ella misma había dicho, eso era algo normal. Y es que yo no soy de madera, y mi cuerpo reacciona ante determinados estímulos, como le sucedería a cualquier ...
... otro.
Me levanté de la cama, negándome a masturbarme pensando en ella nuevamente. Me sentía más agotado de lo que ya estaba, y mi cuerpo me dolía en todas partes.
Me fui al baño principal. Quería darme una larga ducha. Eso me haría bien. El agua caliente cayendo en mi cuerpo sería muy confortable. Luego dormiría unas horas y estaría perfecto. Yo rara vez me enfermaba. Papá siempre resaltaba eso, como si fuera un logro mío.
Me desnudé, y noté, sin asombro alguno, el abundante presemen que había salido de mi verga, y que había manchado mi ropa interior, y se había adherido al vello púbico, haciéndolo brillar en determinadas partes.
Me metí bajo la ducha. El agua, lejos de aliviarme, pareció cascotear mi cuerpo dolorido. ¿Qué mierda estaba pasando? Sin embargo me quedé bajo el agua, en una actitud masoquista quizás.
Papá, pensaba, ¿Cómo carajos pudiste conquistar a Nadia?, pero más difícil que conquistarla aún —lo que ya era mucho decir—, ¿Cómo hiciste para mantener una relación estable con alguien como ella?
Enjaboné mi cuerpo. Agarré mi verga, aún hinchada, y la coloqué bajo el agua que caía en forma de lluvia. Por suerte en esa zona no sentía dolor. Me masajeé con la mano jabonosa. A mi pesar, con solo un par de movimientos, ya se puso dura de nuevo.
Estaba claro, nunca iba a pasar nada con ella. Además, yo no quería que eso sucediera. Y por si eso no bastaba, era la mujer de papá. Ella sólo me permitía esas cosas porque sabía que yo no me aprovecharía de ...