Humillando a mi sumiso con una manada
Fecha: 13/03/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos
Era un sábado de abril. Yo había salido de casa a las 7.45. Sin hacer ruido desayuné algo rápido y me fui con mis amigos a jugar al golf. Sabes que cuando juego, estoy 4 o 5 horas fuera de casa. A veces me mandas mensajes para desconcentrarme o simplemente para hablar. Pero ese día recibí un mensaje que me descentró por completo y que incluso, me hizo plantearme dejar la partida en el hoyo 13.
“Cariño, a lo mejor se me ha olvidado avisarte de que hoy he quedado con 5 hombres que no conozco. Pero no te preocupes, princesa… sabes que no haré nada sin ti, así que para que te dé tiempo a jugar al golf, he quedado con ellos en un apartamento que he alquilado en Airbnb a las 5 de la tarde. Disfruta de la partida, zorra, y no te quedes de cervezas porque tienes que ducharte y tenemos que llegar al centro a por las llaves un poco antes de la hora fijada”.
Debí cambiar la cara, porque mi amigo Ricardo me preguntó si iba todo bien. Fingiendo que no pasaba nada, le dije que sí… que había recibido un mensaje tuyo para un plan de tarde que no esperaba, pero que estaba todo perfecto. Sin embargo no pude dejar de ver el teléfono cada 10 minutos por si habías vuelto a escribirme dándome más detalles de la idea que querías llevar a cabo. Mi juego cayó en picado, y terminé la partida con una mezcla de enfado y ansiedad. Odio jugar mal, y hasta tú mensaje había estado jugando genial… pero no pude mantener la concentración en los últimos hoyos.
Terminamos la partida y decliné la ...
... oferta de las cervezas del hoyo 19. Les dije a mis amigos que tenía que ir rápido a casa para comer algo, ducharme y salir para el centro. Y lo que estaba diciéndoles era rigurosamente cierto. Lo que no tenía claro era qué habías pensado hacer con 5 hombres. Porque además me sorprendió que me dieras el matiz de que no les conocías, lo que excluía a los “nadies” con los que jugamos habitualmente, o incluso a los que tenemos en cartera o seguimos conociendo, pero a quienes no has usado todavía.
Me metí en el coche, y conduje con una especie de urgencia impropia de un sábado a las dos de la tarde. Te llamé desde el coche un par de veces, pero como esperaba, no contestaste mis llamadas. Sin embargo, a los cinco minutos de mi última llamada, visualicé en la pantalla del coche que había recibido un Whatsapp tuyo. Presioné el botón para que el coche lo leyera en alto, y escuché cómo una voz metálica leía tus palabras:
“Hola guapito. Estoy ocupada ahora mismo y no puedo hablar”
Me quedé peor todavía. Imaginaba que estabas jugando conmigo. Que estabas apretando para dejar que mi mente se encargara de organizar todo tipo de escenarios. Y aunque traté de verlo desde esa perspectiva, la realidad es que por mi cabeza pasaron todo tipo de imágenes, y casi automáticamente, apreté el acelerador a fondo. Pero estaba jugando en Segovia, y me quedaba una hora de camino hasta casa. ¡¡Una hora!! Y mi cabeza sin dejar de imaginar qué habías querido decirme con eso de que estabas ocupada y no ...