1. Humillando a mi sumiso con una manada


    Fecha: 13/03/2025, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos

    ... preciosa cara. Me viste llegar y tu sonrisa iluminó más aún tu expresión. Dios mío! Eres preciosa. No puedo creer que me eligieras a mí, pudiendo tener a cualquiera. Me acerco a ti y te doy un beso en la boca mientras te digo:
    
    “Hola, mi Dueña. No sabes las ganas que tenía de verte!”
    
    Sonríes y te acercas para besarme. Colocas tus manos alrededor de mi cuello. Y entonces, en vez de un beso, me das un mordisco fortísimo en los labios y me dices;
    
    “Veremos si te alegras tanto cuando sepas lo que tengo preparado para esta tarde, zorra”
    
    Me miraste fijamente. Tenías fuego en los ojos. Adoro esa mirada, esa intensidad. Sentí que estabas excitada y colé una mano por debajo de la mesa, directa a tu entrepierna. Sin dejar de mirarme sentí como tus piernas se abrían para mí. Debajo de tu falda corta pude sentir el encaje de tu ropa interior, y cómo tenías el tanga completamente empapado. Jugué con mis dedos un rato y cuando empezabas a gemir discretamente, se acercó el camarero.
    
    “¿Quería algo de beber el señor?”
    
    “Una cerveza, le contesté”
    
    Inmediatamente, posando tu mano sobre el brazo del camarero, dijiste:
    
    “El señor tomará agua. Esta tarde tiene cosas que hacer y será mejor que no tome alcohol”
    
    El camarero sonrió, y yo sentí que me ponía rojo de vergüenza. La forma de decir “señor” acompañado con la forma en la que decidías lo que iba a beber, no resultó indiferente para nadie. Tampoco para la pareja que estaba en la mesa de al lado, y que no nos quitaban el ...
    ... ojo de encima (especialmente a ti, pues estabas realmente espectacular).
    
    Pedimos la comida y mientras comíamos estuvimos hablando de mil cosas distintas. Claramente querías evitar hablar de lo que tenías pensado para esa tarde, a pesar de que mis intentos por dirigir la conversación hacia allí, hasta que en un momento dado, colocando tu mano sobre mi antebrazo, me dijiste:
    
    “Cariño. Déjalo ya. No voy a decirte nada. Tú relájate y disfruta. Sé obediente y complaciente. Es todo lo que tienes que hacer, y de todo lo que tienes que preocuparte… de hacer todo lo que yo te ordene. ¿Vale, zorrón?”
    
    Controlas perfectamente mis emociones simplemente con una mirada, con una palabra o con el roce de nuestra piel. Involuntariamente, bajé la mirada, mordí levemente los labios y con la voz ronca de la excitación, susurré un imperceptible “Sí, Ama. Como desees”. Sonreíste y me preguntaste:
    
    “¿Qué eres, corazón”?
    
    “Soy la puta de Laila”
    
    “Muy bien, princesa. Entonces ponte en mis manos y hazme sentir orgullosa de ti, ¿vale?”
    
    Afirmé en silencio y volviste a reconducir la conversación a las compras que habías hecho esa mañana, y a cómo un dependiente de Intimissimi te había dado su número de teléfono de forma sutil. Me dijiste que te había gustado la manera de mirarte, y que te había provocado un pinchacito de excitación. Dijiste que quizás le llamarías algún día y me preguntaste si me parecía bien.
    
    Una sensación de calor se apoderó de mí. Volví a mirar al suelo y dije que me ...
«1234...14»