Humillando a mi sumiso con una manada
Fecha: 13/03/2025,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: DominAma, Fuente: CuentoRelatos
... que te escuché:
“Ahora vas a sentir mi poder. Te correrás en esta ronda, por mucho que quieras aguantar”
Y noté que te concentrabas, y supe perfectamente que habías activado en tu coño el modo “boa constrictor” con el que bromeábamos cuando querías que me corriera, o cuando querías que cualquiera de los juguetes con los que follabas para humillarme, llegara al final. Subías y bajabas violentamente, y noté que el tipo alto dejó de subirte y bajarte con sus manos… no quería correrse, pero igual que el chulito, estaba sentenciado.
Apenas unos segundos después le dijiste:
“Avísame cuando vayas a correrte. Quiero hacerlo a la vez que tú. Te lo has ganado por sacrificar tu placer por el mío y ser obediente”
El contestó un escueto “sí, Señora” que apenas le salía del cuello, y tú seguiste subiendo y bajando rítmicamente hasta que, quedando apenas 40 segundos, te dijo:
“No puedo más… voy a correrme”
Y tú aceleraste un poco el ritmo y en su primer gemido sentiste que estaba a punto de correrse y le dedicaste un orgasmo antológico. Notaba los músculos de tu espalda tensarse, tus rizos cubriendo la espalda moviéndose rítmicamente y casi pude ver cómo ponías los ojos en blancos en un orgasmo intenso y delicioso que parecía no tener fin. Después de terminar con él, saliste de su polla y le quitaste el condón, haciendo un nudo con él. Mirándome, dijiste:
“Acércate, preciosa. Tengo un regalito para ti. Abre la boca, y no lo saques de ahí hasta que yo te lo diga. ...
... Quiero que sientas toda su leche caliente… y que puedas saborear mi orgasmo. ¿Te apetece, zorra?”
Me acerqué pausadamente y asintiendo, abrí la boca. Depositaste el condón lleno de leche en mi lengua y tú misma cerraste mi boca, haciéndome volver a mi sitio y pidiéndome que pusiera el cronómetro en marcha cuando te pusieras a cabalgar al siguiente. Te acercaste a uno de los tres “concursantes” que aún seguían disponibles para ti y colocándote de espaldas a él, pusiste ambas manos en tu culo y separándolo un poco, se lo ofreciste diciéndole.
“Fóllame el culo. Me muero de ganas de sentir esa polla dentro de mí. Quiero que aguantes los cinco minutos… aunque no tengo mucha confianza en que cuando sientas como te aprieto la polla con mi culo consigas aguantar sin correrte. ¿Probamos?”
Él te miró y, sujetando su polla dura con una mano, fue deslizándose dentro de tu precioso culo. Inmediatamente le escuché al chulito que se había corrido primero, decir:
“Joder, menuda zorra. Tiene un culo increíble”
Me dieron ganas de acercarme y agarrarle del cuello para sacarle a rastras del apartamento, pero mirándome fíjamente me hiciste una señal para que no le diera importancia. Apreté la mandíbula. Cerré los puños e intenté concentrarme en ti. Me estabas mirando fíjamente. Podía ver las gotas de sudor en tu canalillo. Tu boca abierta, señal inequívoca de tu excitación. La forma en la que te mordías los labios cada vez que tu culo quedaba completamente lleno. Tu cuello no sabía ...