El nuevo curso (IV)
Fecha: 17/03/2025,
Categorías:
Gays
Autor: ShatteredGlassW, Fuente: CuentoRelatos
... mujeres. Dime, ese chico que estaba contigo, ¿es tu novio?
A pesar del tono despreocupado la intensa mirada le había dejado clavado en el sitio. Mateo se había ido acercando despacio, hasta colocar su mano suave y de uñas perfectamente cuidadas sobre su erección. En ese momento Damián había empezado a respirar tomando grandes bocanadas de aire, intentando controlar su nerviosismo y su excitación. Había ansiado lanzarse, estrechar el cuerpo musculoso del hombre entre sus brazos y comprobar si el bulto que había atisbado otras veces, cuando nadaban juntos en la piscina, se correspondía con la idea que se había formado. Sin embargo, permaneció inmóvil, con la lengua pegada al paladar y la boca seca hasta que el arquitecto insistió, acariciando ligeramente su erección para obtener una respuesta.
–No, no es mi novio. Solo somos… amigos con derecho.
–Bien, eso me gusta. Te has convertido en un chico muy sexy, me hubiese molestado que después de todas las miradas que me has echado, todo lo que me has acosado, ahora te hubieses buscado novio. Me hubiera sentido… engañado.
–¿Q-qu-qué? –no había podido evitar tartamudear, con los ojos desorbitados y el corazón latiendo tan deprisa como si hubiese corrido una maratón.
–Vamos, no finjas ahora que lo que digo no es cierto. Sé lo que hacías estos veranos cuando venías a nadar, lo que deseabas. Eras muy tentador, pero prohibido. Ahora eres igual de tentador, pero, si quieres, ya podemos dejar de lanzarnos miradas.
–¿Va ...
... en serio? –recordaba haber preguntado.
Por toda respuesta, Mateo se había limitado a retirar la manta. Damián había girado la cara, ligeramente avergonzado por su gran tamaño. No todos los chicos con los que había estado reaccionaban bien y la idea de no gustar a su vecino se le había antojado insoportable. Había intentado abstraerse centrando su mente en la sensación de la manta abandonando su piel, con una lentitud que afectaba cuidado. Poco a poco su gran pene había quedado al aire, libre ante los ojos de Mateo. No se pronunció de inmediato, se había limitado a mirarle en silencio, sin duda disfrutando de su actitud sumisa, que traslucía su deseo de complacer. Si no analizaba desde la perspectiva actual, ya desde el principio el único que había sucumbido a sentimientos ajenos a la lujuria era él.
–Eres grande –había dicho por fin, acercándose más al cuerpo blanco y delgado del joven– me gusta que seas tan grande. ¿Virgen?
Damián había negado con la cabeza. Incluso ahora, arropado bajo la sábana limpia en su pulcro apartamento, sus mejillas se tiñeron de un furioso rubor que pocas veces experimentaba. Le había gustado su respuesta, la negativa que le dio. No le gustaban inexpertos y con dudas. Mateo se había inclinado sobre él sin soltarle el pene, comenzando a masturbarle arriba y abajo con fuerza. Damián había tendido los brazos, rodeando al hombre con sus brazos y acariciando el corto cabello rubio. Se había enderezado ligeramente, pidiendo un beso que, aunque ...